A cuatro manos

Empecé a estudiar piano bastante chica, en el proceso de aprendizaje que tuve (aclaro, no soy pianista), recuerdo un libro en particular y a mi querida profesora. El libro se llamaba  Anton Diabelli, era el que más estudiaba.  Como aprendiz, me correspondía la parte “sencilla” de la canción, que se tocaba con las dos manos, al unísono, a la derecha del piano y a la profesora la parte compleja, que se tocaba a la izquierda, haciendo la armonía.   El día de la clase llegaba emocionada porque por fin sabría realmente como sonaba la pieza.  Lógicamente, yo había escuchado mi parte, y era bonita, pero cuando la interpretábamos las dos, ¡asombroso!, el sonido era extraordinario.  Ese día me sentía pianista, siempre amé esas piezas tocadas a cuatro manos.

Pedro, el apóstol, es recordado por varias cosas, entre ellas, el impetuoso carácter evidente en sus respuestas y reacciones, por negar a Jesús, por devolverse a pescar decepcionado de sí mismo y por tener la revelación divina maravillosa ante la pregunta y ustedes quien dicen que soy. “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mt. 16:16-18 RVR1960).

A David, un sencillo pastor de ovejas, se le recuerda por ser el menor y el menos perfilado entre sus hermanos para ser un monarca debido a su apariencia, oficio y lugar ocupado en ese grupo particular.  Aunque nada en él le hacía especial per se, fue ungido rey por misericordia de Dios.  Es recordado también por haber sido un padre que desatendió a sus hijos y por haber caído en la fornicación y el homicidio cuando se permitió el ocio en los tiempos de guerra, pero al tiempo dijo Dios de él  He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hch. 13:22 RVR1960), como recordó Pablo en su discurso. 

Pedro, David, y cuántos más… solo fueron personas comunes entre los millares que existen; tenían defectos y debilidades como nosotros.  Si Dios no hubiera tocado sus vidas, habrían sido irrelevantes y, sin duda, nos hubiéramos perdido del hermoso sonido de la pieza de sus vidas interpretada a cuatro manos junto al Maestro.  A los ojos del mundo y en sus estados silvestres nadie hubiera apostado por ellos, tuvieron vidas admirables no porque nunca erraron o por sus calidades, sino por el toque constante de Dios en ellos.

Por talentosos que seamos, solo somos una parte de la pieza que el Señor planeó para sonar a cuatro manos, las manos de Dios llevan a las nuestras por el camino que Él ha señalado.  Pero tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y no de nosotros” (2 Co. 4:7 RVR1960); somos vasijas de barro en la que Dios ha depositado el tesoro de Su gracia, misericordia y Su propia persona a través del Espíritu Santo.  Sólo sabremos cual es el mejor sonido de nuestras vidas, nuestra mejor versión, el uso más honroso que podamos tener cuando seamos tratados permanentemente por las manos de Dios.

No rehusemos Su enseñanza, no dejemos apagar Su Espíritu, no ignoremos Su voluntad, para que el mundo vea lo que Dios puede hacer en la vida del hombre y le glorifique.

Lisaura Lozada Pedroza

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

18 comentarios en “A cuatro manos”

  1. Solo un toque de la mano del Señor es suficiente para transformarlo y cambiarlo todo; vidas, realidades, momentos. Gracias Dios por usar mi vida para tocar tu melodiosa canción eterna… Bendiciones Lis hermosa reflexión

  2. Pr. Carlos Osorio Berrio

    ¡Que hermoso!; no pude dejar de pensar en esa ilustración donde estoy tocando con mi Señor a cuatro manos, qué honra tan inmerecida.
    Pero a Dios sea la gloria que por su misericordia y amor, nos ha escogido para unirnos a Él, en esa gloriosa armonía. Solo somos una linea melódica en la compleja orquestación de la maravillosa obra de redención del Cordero!, interpretemos pues, con fidelidad y bien “temperado” como instrumentos de honra nuestro papel.

    Gracias Lisaura por esa hermosa palabra.

  3. Marysol Cecilia Rodríguez Zuleta

    Oh Señor, nadie podría interpretar mejor que tú la melodía de nuestras vidas! Gracias por tu inigualable toque! Gracias Lisa, bella reflexión

  4. Que lindo! Gracias Señor por ejecutar estos instrumentos que sin tu gracia y tus manos poderosas sonarían desafinados, inarmoniosos. Gracias Lisa!

  5. Gracias Dios por tocar mi vida y seguir tocando, por escogerme para ser parte de tu melodía.
    Dios te bendiga Lisa. Gracias por compartir.

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