¿A quién sirves?

Cuando empecé bachillerato en la Escuela Normal de señoritas, viví una situación difícil.  Conocí al Señor desde muy niña, pero ingresé en un colegio pedagógico católico donde una profesora “perseguía” a quienes no compartíamos esa fe.  Aparte de eso, una compañera me acusaba con ella diciéndole que yo no repetía los rezos en la misa, desde aquello la profesora siempre me seleccionaba para leer y recitar los fragmentos de los rezos en contra de mi voluntad.  Cansada de la situación le dije a mi papá que no quería ir a ese colegio, me dijo: “Si no sigues ahí, no vas a estudiar, porque no puedo pagar un colegio privado”, éramos cinco hijos y la economía no era la mejor, pero le dije que prefería no seguir estudiando que prestarme para ello.

Pensando en este episodio, recuerdo el discurso de despedida de Josué al pueblo de Israel, quien dentro de las palabras dijo: Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos. 24:14-15 RVR1960).

Dios es celoso y quiere que sólo lo adoremos a Él.  Es fácil caer en una rebelión silenciosa siguiendo la corriente de la vida con sus situaciones.  Luego de haberme retirado del colegio, unos hermanos misioneros que conocían mi historia decidieron pagar la colegiatura en otra institución de bachillerato pedagógico, donde posteriormente pude ganar las becas y terminar mis estudios, Dios fue fiel conmigo.

En la vida vamos a experimentar situaciones difíciles donde sentimos que no tenemos salida y estamos contra la pared, pero debemos recordar al Dios a quien hemos decidido seguir. Josué nos enseña que no podemos tener un pie en el mundo y otro en los asuntos del Señor, o servimos al mundo o servimos a Dios, muchas veces nos es fácil decir que servimos a Cristo, pero es más importante demostrarlo con los hechos, además la Biblia enseña en Mateo 6:24 RVR1960:Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

Dios no quiere un corazón dividido, sino uno que en su integridad le sirva El.  El servicio a Dios requiere entrega, lealtad, obediencia, compromiso, un corazón perfecto y ánimo voluntario (1 Cr. 28:9). ¿A quién estamos sirviendo?, ¿al Dios vivo o a los dioses terrenales?, y si servimos a Dios ¿por qué lo estamos haciendo?, ¿por compromiso?, ¿porque me toca?, ¿buscando aprobación o de manera honesta y humilde?

No olvidemos que Dios todo lo sabe y Él escudriña los corazones, por lo que no podemos engañarle. Servir a Dios es un privilegio, y aun cuando Él no está obligado a recompensarnos su Palabra nos dice en 1 Corintios 15:58 RVR1960: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”

El servicio y la honra a Dios nunca son en vano, y aunque nada merecemos, Dios nos respalda cuando le somos fieles porque Él fiel a su Palabra; es una dicha saber que nuestro trabajo en el Señor tendrá consecuencias eternas.

Sirvamos al Dios vivo, pues Él merece todo y nunca nos defrauda.

CARMELA PEDROZA BRUN.

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

11 comentarios en “¿A quién sirves?”

  1. Amén. Gracias mi chocolate que bonita reflexión. Que nuestra Fe no sea fluctuante. Saber que si le servimos a Dios tiene que ser con integridad.

  2. Sonia Marcela Neira meza

    Amen mi querida Carmela, que testimonio de vida!! gracias por esta reflexion.
    Servirle al señor no solo es un privilegio también es un deleite.
    Dios le siga utilizando para su obra.

  3. Edificante reflexión estimada Hermana Carmela.
    Dios nos mantenga firme e inconmovibles
    Progresando siempre en la obra del Señor sirviendole con integridad y con el fervor que nos da el Espíritu Santo.
    Bendiciones

  4. Señor ayúdanos a que pese a las circunstancias que atravesemos seamos fieles a ti y que servirte siempre sea un deleite. Dios es grande. Bendiciones madre.

  5. Muy buena reflexión Han.Carmela buen testimonio el suyo no debió ser fácil pero vemos como Dios nos respalda cuando decidimos agradarlo a él más que a los hombres . Y mientras estemos de este otro lado de la eternidad nuestro servicio a él debe ser de corazón

  6. Carlos Osorio Berrio

    El servicio es la muestra de amor hacia aquel que nos redimió; pues, aunque se puede servir sin amar, no se puede amar sin servir. Si le amamos le serviremos solo a él.
    Gracias hermana Carmela

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