Algo huele mal

La cosecha más reciente de nuestro árbol de mango fue tal que podía recoger entre ocho y doce mangos diariamente, solía llevarle dos o tres a mi suegro para comer.  A los pocos días, el cuarto de mi suegro empezó a tener un aroma extraño, “algo huele mal” decíamos.  Mi esposo y yo parecíamos sabuesos, olisqueando todo para descubrir de dónde provenía el olor hasta que él encontró la fuente. 

Mi suegro, un señor de casi noventa años que ha sufrido un par de isquemias cerebrales y no siempre es tan consciente de las consecuencias de sus acciones, había acumulado juiciosamente las cáscaras y semillas de los mangos para que no quedaran desperdigadas por el suelo.  Su intención era buena, evitar el desorden y la suciedad… el único detalle era que no había sacado esa basura para ser recogida por el camión.

Ida la bolsa, ido el mal olor. Parece algo simple, pero a veces no lo es tanto.  Con nuestras vidas ocurre algo parecido, en más ocasiones de las que quisiéramos reconocer, acumulamos basura, basura que se llama pecado.  Los hay de todos los colores y aromas, pero son todos pecados al fin, y todos huelen mal delante de nuestro Señor.

Una de las cosas más peligrosas del pecado es que con el tiempo nos acostumbramos a su olor, tanto que ya no lo percibimos, pero sigue estando allí, perturbando nuestro entorno y nuestra comunión con Dios. “¿Cómo puedo conocer todos los pecados escondidos en mi corazón? Límpiame de estas faltas ocultas.  ¡Libra a tu siervo de pecar intencionalmente!  No permitas que estos pecados me controlen.  Entonces estaré libre de culpa y seré inocente de grandes pecados” (Sal. 19:12-13).

No podremos percibir nuestro pecado sin la ayuda del Señor, dice también el Salmo 139:23-24 NVI: “Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos.  Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino eterno”.  Le invito entonces a orar y a hacer este ejercicio de la mano del Espíritu Santo.

Piense en un conflicto que haya tenido, cualquiera, y analícelo a la luz de la Palabra de Dios, es muy probable que allí encuentre pecado, ajeno o propio.  Pensando en el conflicto, hágase las siguientes preguntas y anote sus respuestas con toda honestidad: ¿cuál fue la raíz del conflicto?, ¿pequé, pecaron contra mí o ambos?; durante el conflicto ¿cómo reaccioné?, ¿qué cosa EN MÍ originó tal respuesta?; independientemente de lo ocurrido, ¿obré bien?, ¿estuvo bien lo que hice o pude haberlo hecho mejor?, ¿agradó a Dios?; y con respecto a las personas involucradas, ¿les he juzgado y condenado en mi corazón?, ¿les he perdonado?, ¿me han perdonado?; en cuanto a las determinaciones tomadas o por tomar, ¿son gratas ante Dios?, ¿esconden orgullo o falta de perdón?, ¿qué me motivó o me motiva a hacerlas?…  ¿Encontró pecado en sus anotaciones?

En mi andar con Dios he descubierto que el origen de la gran mayoría de nuestros conflictos tiene que ver con el pecado, incluso es posible pecar haciendo lo correcto cuando lo que nos motiva es algo que Dios condena, difícil situación.  Tendemos a justificar nuestra conducta en la conducta de otros, pero aprendí de Sproul que dos malas aún no suman una buena (two wrongs still don’t add up to a right).[1] Sproul R.C., (1975), The Intimate Marriage, p. 54

Evitemos justificarnos, no saldremos bien librados de ningún conflicto a menos que seamos humildes ante Dios para reconocer nuestro pecado y pedir perdón.  Saquemos la basura, que huele mal, la gracia del Señor es suficiente para permitirnos identificar el pecado y apartarnos de él rindiéndolo a los pies de Cristo, pidamos entonces ayuda al Señor.

Marysol Cecilia Rodríguez Zuleta

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

 

25 comentarios en “Algo huele mal”

  1. Carlos Osorio Berrio

    Que curioso, inicie la mañana sacando la basura (fisica) de mi casa, h me encuentro con esta magnífica exhortación!.
    Oh Padre Bueno, ayúdame a sacar la basura de mi vida y todo lo que no tenga el grato olor de Cristo.
    Gracias amada Esposa mía, por esta desafiante palabra.

      1. Estos son los mensajes que ya casi no se predican porque la iglesia de hoy está inmersa en la teología de la prosperidad, le doy gracias a Dios mi hermana por dejarse usar para seguir compartiendo estas enseñanzas bastante ajustadas la palabra de Dios.

  2. Que el señor examine nuestro corazón y nos ayude a vislumbrar la basura que a veces no logramos percibir , ayudamos señor a mirar con tus ojos ! Para no ser insensibles..
    Bendiciones gracias Mari!!

  3. Dios mío ayúdanos a no acostumbrarnos al mal olor de nuestros pecados. Que podamos llevar grato olor delante de ti. Bendiciones Mary

  4. Amado padre Celestial ayúdame a presentarme delante de ti con un corazón contrito y humillado, para que pueda irradiar ese fragante aroma de Cristo.
    Gracias Mary. El Espíritu Santo te siga inspirando. Bendiciones

  5. Señor examina mi vida y que sea tu Espíritu Santo incomodando todo mi ser y quitando todo estorbó.
    Gracias Mary edificante reflexión.

  6. Nelly Susana Narváez Oviedo

    Señor ayudanos a ser como tú, a llevar olor fragante con toda nuestra vida
    Gracias por tu palabra que nos exhorta y nos levanta

  7. Nancy Esther Rodríguez Zuleta

    Señor, ayúdanos a ser disciplinados con la tarea de sacar la basura (pecado) de nuestra vida así como sacamos periódicamente la basura física de nuestras casas. Hermosa reflexión Sol.

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