“Año nuevo, vida nueva, más alegres los días serán… con salud y con prosperidad”, dice una popular canción que por estos días se escucha con frecuencia. La espera del año nuevo parece llenar de alegría y expectativa a la mayoría.
El Salmo 19:1-6 dice que “los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento declara lo que sus manos han hecho… Dios le ha dado al sol el cielo como hogar. Y… como cuando un atleta se dispone a recorrer su camino así sale feliz el sol para hacer su recorrido. Comienza su carrera en un punto del cielo y hace todo su recorrido hasta llegar al final; nada en la tierra puede escapar de su calor” (PDT). ¡Qué manera tan hermosa de describir los días! Un día está marcado por el giro completo que da la Tierra sobre su eje, y un año equivale a una vuelta más al Sol.

El Sol, la Luna, la Tierra y todos los cuerpos celestes no hacen otra cosa sino hacer caso a la orden que les fue dada desde su inicio, cuando la voz de Dios les dijo: “¡sean, brillen, giren!”, siguen obedeciendo hasta hoy. Cada día que pasa, cada año que transcurre, es una muestra de la fidelidad de Dios, pues “[Jesús] es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa” (Hch. 1:3 DHH).
Todos los fines de año se cierran ciclos e inmediatamente se inician otros, se proyectan planes, se escriben propósitos y muchos anhelan que el año siguiente sea mejor. Sin embargo, el año nuevo, en sí mismo, no puede traer consigo cosas mejores, solamente la “palabra poderosa” del Señor puede sustentarnos un año más. Es Cristo quien hace girar la tierra alrededor del sol, quien nos brinda el amanecer de cada mañana y quien puede darnos no sólo alegría, sino gozo duradero, quien no sólo nos da salud y prosperidad en esta tierra sino vida nueva y eterna.

El año nuevo no será diferente sin Jesús. Es positivo hacer planes, proyectarnos, querer ser mejores, trazar metas, alcanzar objetivos, sin embargo, la Escritura enseña que “los planes son del hombre; [pero] la palabra final la tiene el Señor” (Pr. 16:1 DHH). ¿Habrá mejor plan para nuestras vidas que el que el Señor ha dispuesto desde la eternidad?
Vayamos al Señor en el año que inicia, ¡vayamos a Jesucristo desde hoy! Recordemos que, por encima de cualquier proyecto y meta, el propósito de nuestras vidas, la razón de nuestra existencia es dar gloria a Cristo. Examinemos nuestros corazones, analicemos nuestras motivaciones para los planes de año nuevo, preguntémonos: ¿Quién se glorifica con esta acción?, ¿lo hago para mí o para Jesús? La honra al Señor debe predominar en cualquier cosa, pequeña o grande, que hagamos. Cada día de este año que termina y del año que comienza, busquemos a Cristo y procuremos glorificarle, solamente en Él está la verdadera vida nueva.
Marysol Cecilia Rodríguez Zuleta
Equipo Devocionales ICCCTG
Excelente!!!
Gloria a Dios!!!
Hay emociones que nos envuelven este mes hay Reflexiónes y meditaciónes que nos producen un pesar o una alegría por lo tanto , ante todo esto la palabra de Dios nos salvaguarda y nos prevee de algunos efectos emocionales.
Así es, la Palabra del Señor es lámpara a nuestros pies.
Señor, los planes son míos, pero Tu das el permiso. Pongo mis planes y proyectos ante tu altar.
Bendiciones Mary. Hermosa reflexión.
Así es, el plan de Dios es el que se cumple hermana! Bendito sea su Nombre.
Cuán oportuna llega tu palabra Señor, en estos tiempos de afanes y ansiedades; nada más claro que ponernos en la única y humilde perspectiva que nos regala la palabra del Señor.
Oh Señor amado enséñame a contar de tal manera los días, que traigas contentamiento.
Muchas gracias amor mío, excelente reflexión. Y que el próximo año Dios en su Providencia siga sustentando estos devocionales!
Amén, amén y amén!!!
Amén. Gracias a Dios por su palabra que nos edifica y sustenta. Todo pasa menos la palabra de Dios.
Gracias Mary. Bendiciones
Amén!!!
Amen.Exelente reflexión.que nos invita a seguir confiando En El señor
Y poner todo lo que tiene Para este
Nuevo año en sus manos .no en nuestra voluntad. Que es perfecta