Ataduras

“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo” (Mt. 18:18 RVR1960).

Por mucho tiempo este versículo ha sido sacado de su contexto y usado en referencia a atar y desatar a las huestes espirituales de maldad que nos han “arrebatado nuestras bendiciones”. Pero el verdadero objetivo del pasaje es que aprendamos a ponernos en paz con nuestros hermanos. Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano (…) De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo” (Mt. 18:15-18 RVR1960).

Es más fácil echarle la culpa al diablo y sus secuaces sobre la falta de bendiciones que reconocer que los culpables somos nosotros y nuestra falta de perdón, la cual hace que no estemos en paz con el prójimo y nos llenemos de amargura evitando alcanzar las bendiciones que, por gracia, Dios ofrece (He. 12:14-15).

Pedir perdón es difícil, más cuando los ofendidos hemos sido nosotros y la otra persona carece de arrepentimiento, Calvino dice al respecto: Si un hombre me hace daño, y yo, dejando a un lado el deseo de venganza, no dejo de amarlo, sino que incluso le devuelvo amabilidad en lugar de daño, aunque conserve una opinión desfavorable de él, como se merece, puedo decir que lo he perdonado. Porque cuando Dios nos manda a desearle bien a nuestros enemigos, Él no exige que aprobemos en ellos lo que Él condena, sino que nuestras mentes sean purificadas de todo odio”. [1]

 

Dios no nos está pidiendo que seamos los más íntimos amigos de quien nos ofendió, pero sí que le amemos a tal punto que le hagamos bien y no mal. Si queremos tener una comunión genuina con Dios debemos hacer bien incluso a aquellos que no reconocen sus faltas, estaríamos actuando descaradamente si pretendemos entrar ante la presencia de Dios pidiéndole algo que nosotros no somos capaces de hacer con otros. El Dios Santo, Santo, Santo nos perdona, y nosotros que somos pecadores, pecadores, pecadores ¿no perdonaremos a quienes nos ofenden?

Casi siempre que vamos a la casa de mis papás, mi esposo y yo le compramos mecatos y dulces a mi hermanito, y se los vamos dando poco a poco. En cierta ocasión no quería compartir con nadie, luego se me acercó pidiendo más, con el fin de aleccionarlo, le respondí: “no te voy a dar más porque tú no compartes”.  Así mismo nos pasa cuando nos acercamos a Dios en oración y con acciones de gracias, pero llegada la parte de pedir perdón se nos olvida que el modelo es: perdónanos como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden (Mt. 6:12). Debemos dar a otros el trato que nos gustaría recibir (Mt. 7:12), si queremos perdón de Dios, dejemos nuestra ofrenda y vayamos primero a ponernos de acuerdo con nuestro hermano (Mt. 5:23-24) o estaremos perdiéndonos Sus bendiciones.

La gracia es como una manguera directa del cielo con agua constante de refrescantes bendiciones, pero cuando hay falta de perdón, a esa manguera se le hace un nudo gigante y es allí donde quedan atadas las bendiciones. Desatemos hoy ese nudo, seamos libres en Cristo, quien nos perdonó aun cuando nosotros le ofendimos y merecíamos la muerte, Jesús nos amó antes de que nosotros le amaramos a Él (Ro. 5:8; 1 Jn. 4:19).

¡Vamos¡ ¡Perdonemos a quienes nos ofendieron y quedemos libres de toda atadura!

Lina Zea Navarro

Equipo Devocionales Diarios ICCTG

22 comentarios en “Ataduras”

  1. Carlos Osorio Berrio

    Es mitad de semana y el Señor nos habla del perdón y como este condiciona nuestras bendiciones.
    Muy oportuna la palabra, mas aun en los tiempos que vivimos, donde por las luchas que tenemos en frente, solemos estar mas concentrados en pedir por nuestras necesidades y olvidamos que muchas veces estamos condicionando bendiciones, por que tenemos un nudo hecho por guardar resentimientos, criticas y frustraciones contra nuestros familiares, hermanos en la fe o el prójimo.
    Ayúdame Señor a desatar el perdón y quitar todo nudo en mi vida, en el Nombre de Jesús.

    Muchas Gracias Lina por esta excelente palabra de exhortación, bendiciones!

  2. Si, me identifico en esa conclusión que hiciste Lina en que Dios no nos pide que seamos los mejores amiguis con esas personas que de una u otra forma nos ofende o nosotros ofendemos, que si sucede Gloria a Dios, pero el sentido es no vengarnos y hacer todo el bien que podamos

  3. Marysol Rodríguez Zuleta

    Oh Señor, que brindemos a otros lo que tú nos has brindado, amor y perdón. Gracias Lina por compartir esta bella palabra, bendiciones!!!

  4. Amén. Cuántas cosas nos perdemos por falta de Perdón. Ayudame Dios que mi vida sea ese reflejo de tí.
    Gracias Lina muchas bendiciones, Dios te continúe usando

  5. Nelly Susana Narváez Oviedo

    Amén, gracias señor por tu palabra, nos recuerda el amor y la gracia que nos ha sido dada y como debemos dar de lo recibido.
    Bendiciones

  6. Gracias Lina por darnos luz acerca del verdadero propósito de este pasaje, Dios nos ayude a tener un corazón libre de resentimientos, iras y rencores, el Señor nos promete bendiciones del cielo

  7. Ofrecer perdón es muy difícil, pero muy deleitoso cuando lo hacemos; pedir perdón es más difícil aún, porque cuando lo hacemos golpea directamente nuestro ego…. el perdón es como un músculo, que hay que ejercitar a diario para que no se atrofie ni se endurezca nuestro corazón; aún más, si la falta de perdón es con nosotros mismos. ” Si perdonas vas a experimentar una de las experiencias más liberadoras que puedas imaginar”, lo digo por experiencia propia, y eso se vuelve como una adicción que quieres volver a sentir. Gracias Lina.

Responder a Bibiana Alvear Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *