En mi trabajo como abogada litigante tengo que presentar defensa de los intereses de mis clientes. La mayoría de estos procesos tienen más de una instancia, es decir, van a ser decididos por jueces y también magistrados. Hace días tuve el primer fallo en un proceso en el que llevamos más de 6 años trabajando… no nos fue muy bien. No obtuvimos el resultado esperado, situación que desanimó mucho a mis clientes, a mi socia y a mí, porque es muy difícil cuando las cosas no salen como quisiéramos.

Ese día una amiga nos hizo ver que esta era solo una batalla, de las tantas que hemos librado en ese proceso, y que Dios nos ha dado muchas victorias, nos recordó que esa no era la última palabra. Reflexionando en ello, pensaba que en la vida tenemos que librar muchas batallas, algunas las ganaremos en Cristo, otras no (en Cristo también), pero lo que será determinante para quienes creemos en Jesús es cómo afrontamos cada una de ellas.
Dice Efesios 6: 12-13: “Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza” (NVI).
Es claro que nos encontramos en una guerra espiritual, y que la victoria definitiva ya la ganó el Señor Jesús, pero en tanto estemos en esta carne batallaremos contra tres enemigos:
- Las fuerzas espirituales malignas, que no vemos pero que en muchos casos se han asentado en medio de nuestras vidas, hogares y aun en la iglesia. Satanás es astuto y se disfraza de ángel de luz para engañarnos, por ello debemos estar en atentos, velando y orando para discernir los espíritus y no caer en sus trampas.
- Las corrientes de este mundo o el sistema de valores actual. En estos tiempos nos enfrentamos a un relativismo que quiere acabar con la confianza, seguridad y verdad en Dios, que es nuestro absoluto total; para ello debemos entender los tiempos, cuidar lo que vemos, oímos, leemos y aún las personas con las que creamos vínculos cercanos. El apóstol Pablo dijo que estos tiempos eran malos, por lo que debemos estar apercibidos para no ser presa fácil.
- La vieja naturaleza. Batallamos con el pecado que mora en nosotros y quiere desviarnos de la santidad que debemos cultivar en el Señor, no dejemos que nuestra carne nos domine.
Entonces preguntémonos ¿Qué batallas estamos librando y contra qué estamos luchando?

Para salir victoriosos, el mismo pasaje nos da la clave: vestirnos de la armadura del Cristo y podremos resistir cada batalla, recordando que no estamos solos, “Porque el Señor tu Dios está contigo; él peleará en favor tuyo y te dará la victoria sobre tus enemigos” (Dt. 20:4 NVI).
Dios pelea junto a nosotros y por nosotros, con Él somos más; solo Él puede darnos el poder que necesitamos para vencer a cada uno de nuestros enemigos. Esta verdad debe alentar nuestros corazones y darnos esperanza. Si usted, hermano, siente que ha ido de derrota en derrota, quiero animarle a seguir luchando, el creyente debe perseverar en Dios y si caemos, para nuestro Señor nos levantaremos, en Sus fuerzas y no en las nuestras.
Podemos afrontar las batallas que se nos presentan con fe, esperanza, confianza e incluso con gozo, o podemos hacerlo con un espíritu de derrota, perdiendo aún sin haber luchado. ¿Cómo seguiremos peleando nuestras batallas?
Mayra Quiñones Herrera
Equipo Devocionales Diarios ICCCTG
Así es Mayra las batallas se ganan o se pierden pero ellas son el camino hacia la victoria, y una batalla perdida no es señal de derrota, y en nuestras batallas nuestro señor va delante como poderoso gigante.
Firmes en la fe,someteos a Dios ,resistir al diblo y huirá de vosotros.Gracias Dra.por recordarnos la batalla q libramos a diario.Pero las armas de nuestra milicia no son carnales,sino poderosas en Dios para destruir fortalezas.Bendiciones.
Gran reflexion , sigamos batallando , aunque nos falten fuerzas Dios nos dara nuevas fuerzas para seguir hacia adelante , Gracias Mayra.
Amén, Dios es nuestro escudo y fortaleza, El está con nosotros hasta el fin
Señor ayúdanos a librar nuestras batallas. En tu nombre saldremos a librar las. Gracias May.
Gracia al Padre Celestial por entrenarme cada día para pelear mis batallas.
Excelente reflexión Dra. Mayra.
Bendiciones
Amén. El Señor es quien pelea por nosotros y va delante de nosotros como Poderoso Gigante
Gracias Dios porque en tu nos das fuerza y en tí líbranos nuestras batallas.
Gracias María .
Amén. Porque todo lo puedo en Cristo que me Fortalece. Con Cristo soy más que vencedora.
Gracias May por esta Palabra que trae aliento a mi vida.
Bendiciones.