Mi hijo menor acaba de cumplir nueve meses de edad y es todo un bebé explorador. Mientras estoy en casa, vivo en función de quitarle cosas que quiere llevarse a la boca. Permanezco pendiente de que no se chupe los tomacorrientes, pongo cojines detrás de él cuando se para apoyado en alguna silla o mueble para evitar que se golpee la cabeza si se llegara a caer; lo levanto y lo ubico en otra parte cuando quiere entrar a los baños o dirigirse al patio. En ocasiones la tarea resulta agotadora, pero me reconforta pensar que no estaré en estos menesteres para siempre, que llegará el día en el que crezca, aprenda a caminar y se valga por sí solo.

La Biblia nos compara con bebés recién nacidos cuando recién entregamos nuestras vidas al señorío de Jesucristo. Dice la Palabra de Dios en 1 Pedro 2:2 “desead como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcáis para salvación” (RVR1960). Sin embargo, el Señor no espera que seamos siempre “bebés espirituales” a los que hay que vigilar constantemente para evitar que se caigan o se hagan daño. No porque Él deje de cuidarnos, sino porque su voluntad es que crezcamos y maduremos en el conocimiento de la Palabra y reflejemos el carácter de Cristo en nosotros, pues dice la Escritura: “Así que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, no alimento sólido, porque todavía no podíais [recibirlo].” (1 Co 3:1-2 LBLA).
¿Cómo sabemos si aun somos o estamos teniendo actitudes de bebés espirituales? En el pasaje de 1 de Corintios 3, es el apóstol Pablo quien dice a la iglesia de Corinto que son carnales, unos niños en Cristo, y enumera las razones por las cuales los llama así. En el verso 3 les dice: “aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?” (RVR1960).

La Biblia es clara y la prueba de que aun somos bebés espirituales es que tenemos celos y actitudes contenciosas. Preguntémonos: ¿Cambia negativamente mi actitud cuando estoy en desacuerdo con alguien más? ¿Soy de los que prefieren perder la amistad pero ganar la pelea? ¿Siento celos de que mi prójimo prospere? ¿Me conocen como una persona rencillosa en mi familia, trabajo, lugar de residencia? Si respondiste SÍ a una o más de estas preguntas es tiempo de crecer y madurar, de dejar de ser bebés espirituales.
La Biblia también nos da luz acerca de cómo dejar de ser niños espirituales. Si deseamos la leche espiritual no adulterada, es decir la Palabra, podremos crecer para salvación tal como leímos en el pasaje de 1 Pedro 2:2 La Palabra es como un alimento que nutre nuestra alma y nos ayuda a madurar en el Señor. Mi trabajo como madre no es hacer que mi hijo crezca, mi trabajo es alimentarlo adecuadamente, su crecimiento llegará de forma natural. Ocupémonos de alimentarnos de la Palabra y el crecimiento espiritual vendrá por añadidura.
Tatiana Porto Neira
Equipo Devocionales ICCCTG
Excelente!!!
Magnífica reflexión. Gracias hija.
Todo tienie ene su tiempo su hora y su momento estiempi de madurar en el señor.
Gracias por la reflexion
Señor ayudanos a dejar los viejos rudimentos y crecer con el alimento de vida que es tu palabra.
Gracias hija por compartir.
Bueno se presentaron en este devocional unas preguntas muy confrontantes e interesantes, que en mi caso unas más que otras todavía se asoman en mi andar, pienso que el asunto no es sentir esas actitudes contenciosas porque de que se sienten se sienten no estamos en cuerpos gloriosos todavía, pero la madurez radica en como con la ayuda del Espíritu Santo las confrontamos
Gracias Taty, excelente reflexión, es una de las formas que vamos creciendo espiritualmente, cuando DIOS a través de su Espiritu Santo nos da a entender Su Palabra, desmenuzándola, aplicándola a nuestras vidas y dándola a conocer a otras personas.
Dios te siga dando Sabiduría de lo Alto.
La biblia nos da un claro panorama acerca de esto y en el libro de Gálatas nos muestra que el fruto de la carne es la contienda , celos ,chismes,entre otras cosas por la tanto la biblia no se contradice al término de desear la palabra como leche y otro es el alimento sólido cuando se digiere , refiriéndose a la palabra de Dios , Un Cristiano maduro es aquel que se da cuenta de la Palabra de Dios es tan vital para el cómo el comer a diario una comida.
Excelente devocional, tenemos tanto que aprender y tanto que madurar, que deberíamos redimir el tiempo en función de crecer y asirnos de la palabra, para que ella transforme nuestras mentes y corazón en uno conforme al de Cristo.
Muchas gracias Taty por esta hermosa reflexión.
Ay Señor, cuán inmaduros podemos llegar a ser… ayúdanos a crecer en ti, Padre Dios. Gracias Tati, excelente reflexión, un abrazo.
Amén. Gracias Tati por recordar esta gran verdad. Solo por medio de esa palabra podemos ir creciendo en nuestro camino.