Cambiemos el nombre al tramposo

Tramposo, ambicioso y engañador. Con estas palabras podríamos describir a este hombre. Su nombre hace alarde de su carácter, los hombres lo llaman Jacob, “Suplantador”. Pero ahora está a punto de tener un encuentro que cambiará su vida para siempre.

El nacimiento de Jacob había sido un acontecimiento inusual. Su madre, quien por mucho tiempo fue estéril, por providencia de Dios quedó encinta de gemelos (Gn. 25:21).  Pero algo extraño ocurría en el vientre de esta mujer, sus hijos libraban una batalla por ser el primero en nacer.  Después de nueve meses de intensa lucha, Esaú, el niño rubio y velludo ganaba la partida, sería el mayor; el menor, con su mano trabada al calcañar de su hermano, debía conformarse con el segundo lugar (Gn. 25:25-26).  Consecuentemente, fue llamado Jacob, que significa “el que toma por el calcañar” o “el que suplanta”[i]. ( Crane, James. “Bosquejos para sermones bíblicos” p.55, Casa Bautista de Publicaciones.)

Llamarse Jacob era el equivalente a llamarse “suplantador”, pero era su nombre, así creció y el engaño llegó a ser parte de su vida.  Embaucó a su hermano mayor para tomar su lugar y recibir la herencia familiar reservada para el primogénito (Gn. 27:1-17), se disfrazó y fingió ser su hermano Esaú ante su padre (Gn. 27:18-29); fue burlado después por su tío Labán quien le dio por mujer a su hija Lea cuando esperaba recibir a Raquel  (Gn. 29:10-25) y nuevamente, su suegro y tío, le jugó tretas cambiando diez veces su salario para quedarse con la mayor parte del ganado que cuidaba Jacob (Gn. 31: 6-12).

Suelo preguntarme, ¿no desearía Jacob con todo su corazón que alguien cambiara su nombre para siempre y así librarse de una vez del fantasma del engaño?, ¡yo lo hubiese deseado!, pero ese día estaba por llegar.  Luego de veinte años lejos de su tierra por temor a las amenazas de su hermano (Gn. 27:41-43), por instrucción de Dios Jacob decide regresar a la casa de su padre.  Habiendo caminado diez días, solo, en medio de la noche, pues había enviado a su familia y sus pertenencias delante de él, se presenta a él un varón con quien sostiene un tenaz combate.

La batalla arreció, la contienda fue tan poderosa que se sostuvo hasta rayar el alba.  En ese encuentro con Dios, Jacob experimentó una total libertad, el Señor cambió su nombre.  A partir de ese momento, a Jacob no le conocerían más como el “Engañador”, se llamaría Israel (Gn. 35:10), “El que lucha con Dios” o “Dios lucha”[i].(Crane, James. “Bosquejos para sermones bíblicos” p.55, Casa Bautista de Publicaciones.)

¿Cuál es el nombre por el que te conocen en tu familia?, ¿el mentiroso?, ¿el incumplido?, ¿el despilfarrador?, ¿el depresivo?, ¿el temeroso?, ¿el corrupto?  ¿Cuál es el pecado en el que caes reiterativamente?  Dios tiene el poder para librarte del pecado, Cristo ya pagó por nuestros pecados en la cruz, venció la muerte y el pecado y nos ha hecho más que vencedores en Él.

El Señor anhela que experimentemos un cambio, una transformación en nuestras vidas, pero eso no es posible estando lejos de Él.  Estos son tiempos de acercarnos al Señor como lo hizo Jacob para experimentar una transformación en nuestro ser, son tiempos de ir a nuestro cuarto y, cerrada la puerta, orar al Padre que nos ve en lo secreto; entonces ese Padre nos recompensará en público cambiándonos el nombre que nos avergüenza por uno que lleve gloria al suyo (Mt. 6:6).

¿Estas cansado de que satanás te llame por un nombre que el Señor no te ha dado?  Empieza a experimentar la transformación de Dios buscando su rostro cada día.

Tatiana Porto Neira

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

16 comentarios en “Cambiemos el nombre al tramposo”

  1. Carlos Osorio Berrio

    Gracias Señor por hacer de mi una nueva criatura, permíteme experimentar cada día las bendiciones de ese nuevo nacimiento, para que no sea rotulado por el nombre de un pecado que ya tu pagaste por mi en aquella Cruz.
    Gracias Tatiana por esa reflexión

  2. Lilia Torres Ramírez

    Cuando miramos hacia atrás y miramos cuanto hemos cambiado, no nos queda más que decir, sino: !Gracias Dios por estar en mi vida!

  3. Jeje cómo me llaman a mi? Mi padre biológico me tenía un apodo especial. Y ese cambio que vamos dando a través de conocer más y más al Padre, EL mismo nos promete que cambiaremos a la estatura suya

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