Cántaros rotos

Blas de Lezo es considerado uno de los mejores estrategas militares de la historia. Luego de una exitosa carrera militar en España, fue enviado al Caribe a luchar en la Guerra del Asiento que culminó con el Sitio de Cartagena de Indias, en el cual enfrentó a la Fuerza Británica al mando del Almirante Edward Vernon en una batalla desigual donde Vernon contaba con 30.000 hombres, 29 barcos de línea, 22 fragatas y 135 transportes mientras que Blas de Lezo sólo disponía de 3.000 hombres y 6 barcos. La victoria de España se considera la mayor derrota naval de Inglaterra, al tiempo que consolidó la supremacía española en América.[1]

La Biblia nos narra la historia de un hombre llamado Gedeón al cual Dios llamó, mientras estaba escondido en un lagar limpiando trigo, para dar libertad al pueblo de Israel del asedio que mantenían los madianitas desde hacía siete años. Después de superadas las dudas de Gedeón acerca de su llamamiento, fue puesto al frente de un ejército de 32.000 hombres de los cuales 22.000 regresaron a casa. El Señor consideró que era mucho pueblo para ir a la guerra porque podían asumir como propia la victoria por la cantidad de soldados. Diez mil aún eran muchos, dijo el Señor, hasta que finalmente y luego de ponerlos a prueba, el número terminó en 300 hombres.

Antes de la batalla el Señor le dio a Gedeón la seguridad de la victoria cuando lo hizo acercarse junto con su criado al campamento enemigo y escuchar un sueño donde “un pan de cebada venía rodando cuesta abajo hacia el campamento madianita” (Jue. 7:13 NTV), lo cual indicaba claramente la derrota de Madián.

En su estrategia militar, Gedeón “dividió a los trescientos hombres en tres grupos y le dio a cada hombre un cuerno de carnero y una vasija de barro con una antorcha adentro” (Jue. 7:16 NTV). Rodeó por tres costados el campamento madianita, y “llegaron al límite del campamento madianita. Entonces de un momento al otro, tocaron los cuernos de carnero y rompieron las vasijas de barro[…] Con la mano izquierda sostenían la antorcha ardiente, y en la mano derecha llevaban el cuerno, y todos gritaban: «¡Una espada por el Señor y también por Gedeón!» (Jue. 7:19-20 NTV).

Aunque los israelitas no disponían de espadas, Gedeón usó como armas lo que tenían a la mano: el sonido producido por los cuernos de carnero, el ruido de los cántaros al quebrarse,  sus voces al gritar y la luz de las antorchas que iban dentro de los cántaros. Los madianitas se mataron unos a otros y los que lograron huir fueron perseguidos y derrotados contundentemente.

Esa batalla desigual de Israel contra Madián me recuerda que, aunque enfrentamos un enemigo poderoso, ya el Señor nos entregó la victoria que obtuvo con su muerte y resurrección, Cristo “[despojó] a los principados y a las potestades, [y] los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Col. 2:15 RVR1960).

La victoria de Cristo es enarbolada cada vez proclamamos el evangelio con nuestras bocas, pero sobre todo cuando le permitimos al Señor romper nuestro cántaro para que su luz, que llevamos dentro, alumbre a un mundo en tinieblas. No podemos olvidar que “ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro” (2 Co. 4:7 NTV)

Seguramente que la ruptura es dolorosa para el cántaro e implicará grandes retos pero sólo así cumplirá la función que Jesús, el comandante en jefe, le asignó en la batalla: Dejar brillar su luz. ¿Te dejarás romper?

Nancy Esther Rodríguez Zuleta

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

14 comentarios en “Cántaros rotos”

  1. El dolor que sufrimos cuando somos rotos y vueltos a hacer por la mano de Dios en nuevas criaturas, vale la pena sufrirlo, porque solo así podemos disfrutar la magnificencia de Dios en nuestras vidas. Señor haznos frágil y fácil de moldear en tus manos, para ser fuertes y poder enfrentar la agresividad de este mundo; que no solo rompe, si no que destruye. Gracias Nancy.

  2. Marysol Rodríguez Zuleta

    Padre Dios, que seamos como esos cántaros, fáciles de quebrantar por tu mano, que no nos gane el orgullo ni el deseo por conservar nuestra forma, que brille tu luz con intensidad dentro de nosotros y hacia afuera, para que otros puedan ver. Gracias manita por esta bella reflexión.

  3. Carlos Osorio Berrio

    que buen inicio de semana, una palabra desafiante para los tiempos que vivimos. Debemos brillar con tal intensidad que nuestros semejantes puedan ver en nosotros la luz de Cristo y para ello debemos quebrar en nosotros todo lo que oculte esa luz.

    Gracias Nancy por esa palabra desafiante!!!

  4. Gracias Amado Dios por ser esos cántaros los cuales tú puedes hacer con ellos conforme a tu voluntad, y que tu luz sea refractasa en ellos para que sus rayos afecten a aquellos que necesitan de Jesús.
    Gracias querida Nancy. Bendiciones

  5. Amén, amado Dios yo quiero ser maleable en tus manos aunque muchas veces no entienda el porque de las cosas que tu puedas cumplir tu propósito en mi.

  6. Dios necesita quebrantar todo eso que no deja que brillemos. Sigue Señor perfeccionando esa obra que comenzaste en mí.
    Gracias Señora Nancy. Saludos!!!

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