Casifia

Dejar mi casa paterna a los 16 años para irme a estudiar Contaduría Pública en Cartagena, una ciudad que no conocía y en la que no tenía ningún nexo familiar, representó muchos cambios en mi vida. Uno de los que más sentí fue pasarme el día “haciendo nada”, en palabras de mi mamá, porque estudiaba por las noches y yo estaba acostumbrada a colaborar en la empresa familiar en mi natal Valledupar. Por eso, a la primera oportunidad que tuve, comencé a trabajar medio tiempo como archivista en una importadora de vehículos, luego me desempeñé como secretaria en una procesadora de alimentos. Lógicamente, no estaba ganando experiencia laboral en algo afín con mi carrera hasta que, finalmente, me ofrecieron un empleo como auxiliar contable en una constructora en donde trabajé hasta cuando me gradué y regresé a mi tierra.

Cuando Esdras, “sacerdote y escriba erudito en la ley del Dios del cielo” (Esd. 7:12 RVR1960), fue autorizado por el rey Artajerjes para volver a Jerusalén, hizo una convocatoria para llevar con él a todos los judíos que quisieran regresar a su tierra luego del cautiverio en Babilonia.  El sitio de reunión era “junto al arroyo que corre hacia el río Ahava” (Esd. 8:15 NVI), donde se fue elaborando un censo de las personas que llegaron a lo largo de tres días, al final de los cuales “habiendo buscado entre el pueblo y entre los sacerdotes, no [halló] allí de los hijos de Leví” (Esd. 8:15 RVR1960).

Esdras sabía que para el propósito de su misión eran necesarios los hijos de Leví, hacían parte importante en el ministerio de la Casa de Dios, por lo tanto suspendió el viaje hasta tanto no regresara una comisión que envió a un lugar llamado Casifia con la finalidad de conseguir levitas que ayudasen en el templo en Jerusalén. Efectivamente, de allí vino un grupo que viajó con él.

Casifia, que literalmente significa “lugar de los plateros” o “plateado”, era un asentamiento de levitas y servidores del templo que muy seguramente, a juzgar por el significado del nombre, se habían dedicado a trabajar la platería porque en Babilonia no había un sitio donde ejercer su llamado al servicio en la Casa de Dios, allí no había templo

Sin embargo, el templo de Jerusalén ya había sido restaurado, entonces ¿por qué seguían ellos en Babilonia? ¿Por qué, a pesar de la convocatoria de Esdras, permanecieron en Casifia? Sencillamente se habían acomodado.  Ciertamente, Casifia fue un área de refugio, un lugar de tránsito igual que mis primeros empleos, pero no era un sitio para quedarse a vivir, allí no cumplían la función para la cual habían nacido, el oficio que el Señor les había asignado como levitas.

Tristemente, algunos aún viven cómodos en Casifia y se han olvidado del llamado del Señor, han olvidado que hemos sido consagrados para servirle a Él, que somos ministros de nuestro Dios.  A veces trabajamos en todo menos en la obra del Señor, nos alcanza el tiempo para todo pero no para el Señor. Cualquier excusa es buena para dejar de ir a la casa de Dios. Ahora que tenemos los templos cerrados es tiempo de reflexionar y de recordar que cada uno tiene al menos un don que el Espíritu Santo nos ha dado para ponerlo al servicio de la obra de Dios, como dice 1 Pedro 4:10: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (RVR1960).

Es hora de salir de Casifia, es hora de ejercer el llamado, es hora de dejar las excusas.

Nancy Esther Rodríguez Zuleta

Equipo de Devocionales Diarios ICCCTG

20 comentarios en “Casifia”

  1. Nellys Marina Rodríguez Zuleta

    Padre Dios, que nuestros corazones no se sientan cómodos en Casifia… Gracias manita, por traer este precioso mensaje de parte del Señor

  2. Amén. Ayudame Dios a colocar por obra lo que dice tu palabra buscad primeramente el Reino de Dios y su Justicia.
    Gracias Sra. Nancy. Besos para mi hermosa Angela.

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