“Yo amo a los que me aman y me hallan los que temprano me buscan” (Pr. 8:17 NTV).
Durante este tiempo de confinamiento me he propuesto ser más intencional en mi dependencia y búsqueda del Señor, aunque no siempre fue así. Hubo un periodo en el que vivía adormecida espiritualmente, muy a pesar de que asistía y participaba en actividades de la iglesia, mi búsqueda del Señor y su Palabra eran casi nulas. Me dedicaba a las ocupaciones del día o simplemente no me disponía a buscarle, mi intimidad con el Señor se reducía a una ligera oración por la mañana o por la noche. Como resultado, mi relación con Él era distante.

La Palabra de Dios nos habla de dos hermanas y su relación con Jesús, a través de esta historia nos ilustra la relación que todo creyente debería tener con el Señor. En el evangelio de Lucas, en su capítulo 10, versículo 38-41 (NTV) nos dice: “Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa. Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas, pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Entonces se acercó a Jesús y le dijo: Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme. El Señor le dijo: Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles! Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará”
La Biblia no nos dice cuánto tiempo estuvo Jesús en casa de Marta y María, quizás fue un solo día o varios, sin embargo, lo que sí nos enseña es la devoción y prontitud con que María se acercó a Jesús, y la respuesta del Maestro a Marta cuando se queja de su hermana, producto de su afán y preocupación.
Meditando en la actitud de estas dos hermanas y lo que ha significado para mí una búsqueda oportuna y genuina del Señor, he experimentado lo vital que es para un hijo de Dios el buscar su rostro. Debemos ser como un bebé cuando tiene hambre; su llanto desesperado hace que su madre corra a asistirle, le alimente y satisfaga su necesidad. Así mismo nuestro ser debe anhelar, desear y expresar: “Oh Dios, [papito mío] tú eres mi Dios, de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; mi cuerpo te anhela” (Sal. 63:1 NTV). Dios será propicio a nuestra necesidad según su voluntad.

Dios nos anhela celosamente, así que, nuestra pronta cercanía a Él va a determinar cuánto le conozcamos, y mientras más le conozcamos más le amaremos. Reflexionemos un poco y no nos engañemos siendo autosuficientes, sabios en nuestra propia opinión, actuando como necios, queriendo resolver las situaciones a nuestra manera, solo por no buscarle a tiempo y no atender a sus enseñanzas. Él es nuestro pan de vida, Cristo es la porción que nunca nos será quitada.
Te invito a que hagamos de esta palabra nuestra oración: “Lo único que le pido al SEÑOR […] es vivir en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida, deleitándome en la perfección del SEÑOR y meditando dentro de su templo. Mi corazón te ha oído decir: «Ven y conversa conmigo». Y mi corazón responde: «Aquí vengo, Señor»” (Sal. 27:4,8 NTV)
Que en respuesta a su amor respondamos: Sí SEÑOR, cual hijo solícito a su Padre bondadoso.
Nelly Susana Narváez Oviedo
Equipo Devocionales Diarios ICCCTG
Dios mio ayudame a crecer en intimidad contigo para conocerte aun mas y no ser sabio en mi propia opinion.
Amén hermanito, El Señor nos ayude
Amén
Que buen inicio de semana con esta hermosa palabra.
Es un amoroso llamado a buscar y procurar tener una intimidad genuina, ardiente y cercana con aquel que lo llena todo en todo. Solo Cristo es lo que necesita el alma menesterosa, solo Cristo calma la sed del creyente; solo tu Señor me satisfaces!!
Gracias Susy, que hermosa y honesta palabra.
Amén, El es nuestro pan, la porción que nunca se nos será quitada
Oh Señor, que en medio de toda circunstancia podamos escoger la buena parte. Gracias Susy por esta hermosa reflexión.
Amén Mari
Creo que todo cristiano anhela ser esa María buscar estar a sus pies, pero la lucha que existe entre la carne y el espíritu es constante, que nuestro alimento espiritual debe ser nutritivo para que esa carneta se debilite
Así Judith, nuestro ser le anhela pero nuestra carne es débil, pero gracias a su Espíritu podemos vencer
Dios nos ayude a anhelar siempre estar con el Señor y cultivar esa comunion con el, aun por encima de nuestras ocupaciones. Gracias nelloncha
Amén. Que bonita palabra que nos muestra que nuestra cotidianidad muchas veces nos aleja de nuestro Padre y nos hace que seamos como Marta afanados y preocupados por las cosas de esté mundo. Cuando nuestra esperanza y preocupación debe ser estar a los pies del maestro.
Gracias Nelly Dios te bendiga
Señor encaminame a tus atrios.
Estimulante Reflexión mi Nelly.