Como un pajarito

Desde hace tiempo mi patio es frecuentado por algunas palomas caseras que parecen habitar cerca. Hace poco descubrí que una familia de Tierrelitas había hecho su nido en un árbol de anón del jardín, pero lo más sorprendente fue la presencia de un pájaro de hermosos colores cantando en la ventana detrás de mí. Mi hija Ángela y yo nos asomamos para ver el espectáculo de pajaritos volando y cantando entre las ramas.

El periódico español La Vanguardia publicó un artículo titulado “Observar a los pájaros, la nueva fórmula para la felicidad”, en el cual se dice que “observar aves tiene un beneficio para las personas en cuanto que el contacto directo con la naturaleza aumenta la circulación de las endorfinas, rebaja el estrés y nos conecta con el entorno natural”, explica Cristina Sánchez, delegada de SEO/Birdlife en Catalunya, que detalla: “Estar en la naturaleza, detenerse en ella, sentarse con ella, descubrir sus maravillas, trae una sensación de calma y renovación. Ahora la ciencia respalda esta intuición con datos y revela que los beneficios son mucho, mucho más profundos. De los cientos de estudios publicados, ninguno por sí solo es definitivo, pero juntos ofrecen una sensación cada vez mayor de lo que se ha perdido a medida que las personas se han desconectado del entorno natural: ritmo de vida, sedentarismo, pantallas, mayoría de la población en entornos urbanos”[1]

Pensar en las aves me recordó las veces que el Señor las toma como ejemplo a seguir en varios aspectos de nuestra vida, que van desde lo físico hasta lo emocional y espiritual.  Jesús dijo en Mateo 8:20 “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos” (RVR1960), lo cual implica que las aves tienen la capacidad de construir su nido, su refugio, el lugar donde crían sus polluelos, donde cumplen el propósito para el cual Dios las diseñó. El salmista dijo: “Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara” (Sal. 139:16 NTV). El Señor ha dispuesto todo para que cada uno de nosotros desarrolle todo su potencial.

Las aves no se preocupan por su sustento, ellas confían en su Creador que dará la provisión para cada día; por eso Jesús nos anima a imitarlas: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta” (Mt. 6:26 RVR1960).  A pesar de la aparente indefensión de los pajaritos, “ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre”, dijo Jesús en Mateo 10:29. No solo se refería al cuidado y protección que tiene para ellos sino también a la capacidad que les ha dado de volar y alejarse del peligro, así como a nosotros “cuando llegue la prueba, Dios [nos] dará también la manera de salir de ella” (1Co. 10:13 DHH).

Algunas veces se nos ocurre que el Señor nos ha olvidado, pero resulta que Él conoce y recuerda perfectamente a cada pajarito de la creación: “ni uno de ellos está olvidado delante de Dios” (Lc. 12:6 RVR1960). Y a nosotros nos dice: “¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida” (Is. 49:15-16 RVR1960).

Como un pajarito, podemos vivir confiando en el Señor, podemos estar seguros de su cuidado, su provisión y su plan perfecto. “Así que, no [temeremos]; más [valemos nosotros] que muchos pajarillos” (Mt. 10:31 RVR1960).

Nancy Esther Rodríguez Zuleta

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

14 comentarios en “Como un pajarito”

  1. Nellys+Marina+Rodríguez+Zuleta

    Hermosa y reconfortante reflexión. Gloria a Dios por su maravilloso cuidado respecto de nosotros!… Gracias, manita por ser portadora de buenas nuevas

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