Desobedecer, según el diccionario de Google, es “No hacer lo que le mandan o hacerlo mal”[1]; es también un sinónimo de rebeldía, incredulidad y transgresión. Este mal tuvo su origen cuando Adán y Eva pecaron en el huerto del Edén, ellos sucumbieron ante la tentación de desobedecer la orden del Señor de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal (Gn. 2:16); desde entonces entró el pecado a la creación y trajo consigo maldiciones, una de ellas es que la maldad se multiplicó en el corazón del hombre.

La desobediencia es frecuentemente silenciosa, estamos tan acostumbrados a hacer nuestra voluntad, que no nos damos cuenta de que transgredimos la ley del Señor, incluso las leyes civiles, lo cual acarrea duras consecuencias; si violamos una ley, tendremos que asumir el costo. Toda acción genera una consecuencia que puede ser física, mental, económica y/o espiritual.
Adán y Eva, por ejemplo, murieron espiritualmente, malograron su comunión con Dios. Cuando su pecado fue descubierto, se escondieron por temor (Gn. 3:8-10), su relación cercana con el Padre ahora estaba afectada por la desobediencia. Ellos fueron expulsados del Edén, de la presencia misma del Señor, ya no gozarían de los privilegios que antes tenían.
Ahora que Cristo nos ha redimido y reconciliado con el Padre, no permitamos que las bendiciones que Dios tiene para nuestras vidas se alejen por nuestra falta obediencia. Preguntémonos, ¿por qué desobedecemos? Puede ser que en realidad aún no hayamos sido redimidos y, como dice Tito 3:3, aun andemos en desobediencia; o quizás tengamos una lucha como la que plantea Pablo en Romanos 7:15-23 y no hayamos buscado en Dios la fuerza y la gracia para dejar de hacer el mal y empezar a hacer el bien; otra posible razón es que nos dejemos influenciar por quienes nos rodean, así como se dejó llevar Eva por la serpiente y Adán por Eva, tal vez permitimos que el consejo de otros hable más fuerte que el consejo de Dios y terminamos desobedeciéndole; por último, y parecido al caso anterior, tendemos a creer que nuestra propia opinión es mejor que la de Dios, lo cual es falso y nos lleva a la perdición, pues nuestro corazón es engañoso. “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Pr. 14:12 RVR1960), no es cierto que seremos más felices si desobedecemos.

Es el tiempo de preguntarnos, ¿en qué áreas de nuestra vida estamos desobedeciendo a Dios?, ¿qué causa esta falta de obediencia y, cuál es el costo de ella? “Samuel respondió: ¿Qué le agrada más al Señor: que se le ofrezcan holocaustos y sacrificios, o que se obedezca lo que él dice? El obedecer vale más que el sacrificio, y el prestar atención, más que la grasa de carneros” (1 Sm. 15:22 NVI) ¡Cuánto valor tiene el corazón obediente!
Por la gracia de Dios, mientras vivamos, nunca es tarde para arrepentirnos, confesar nuestros pecados y restaurar la comunión con Dios. El hijo pródigo nos da una gran enseñanza sobre esto: “Por fin recapacitó y se dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra, y yo aquí me muero de hambre! Tengo que volver a mi padre y decirle: Papá, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco que se me llame tu hijo; trátame como si fuera uno de tus jornaleros”. Así que emprendió el viaje y se fue a su padre” (Lc. 15:17-20 RVR1960). Dios es justo y fiel para perdonarnos, buscarle es la mejor manera para empezar el camino de la obediencia de la mano de su Espíritu Santo.
Mayra Quiñones Herrera
Equipo Devocionales Diarios ICCCTG
Dios inclina nuestros corazones a obedecerte , Gracias mayra por esa reflexion , Bendiciones.
Padre Dios, que podamos ser como Jesús, obedientes, porque esto te agrada. Gracias May!!!
La palabra de Dios nos hace reflexionar día a día sobre nuestras fallas y cómo debemos caminar el camino que el Señor nos indica. Por eso es tan fresca y eficaz. Gracias May. Bendiciones.
Ay desobediencia cuánto deseo que no me visites, pero bueno mientras este cuerpo no se discipline tira para el monte
Amén
Ayúdanos Señor a obedecerte en todo, así como Cristo aprendió la obediencia
Esta semana Dios nos ha hablado sobre cosas que nos roban bendiciones…creo que no fue casualidad…ayúdanos Señor, escudriñanos y purificanos.
Amén. Dios ayudame a obedecerte de forma oportuna, gozosa e inmediata. Cuánto necesito de ti mi Dios.
Gracias May. Bendiciones
De verdad, en la obediencia a Dios esta nuestra seguridad de tener una vida buena. Gracias May