El año pasado el equipo de escuela dominical de la iglesia hizo un concurso para sus asistentes. El concurso consistía en tres etapas, la primera, era el clásico “Stop” pero en vez de nombres y ciudades preguntaban cosas como reyes, sacerdotes, lugares bíblicos, etc., con la letra asignada. La segunda etapa del juego era un “Esgrima Bíblico” en el cual iban acumulando puntos quienes lograran encontrar en el menor tiempo una cita bíblica señalada.
A la tercera etapa pasamos sólo dos personas, una hermana de la iglesia y yo. Esta gran final consistía en preguntas y respuestas. Las dos competidoras debíamos escuchar la pregunta formulada por las anfitrionas del concurso y hacer sonar un silbato antes que la contrincante para tener la oportunidad de responder. Recuerdo que solo alcance a contestar una pregunta, porque nunca logre pitar con el silbato antes que mi rival de concurso.

Quedé de segundo puesto y me dieron un premio, un libro escrito por Nancy Leigh de Moss titulado “Escoja perdonar”. Cuando lo recibí, inmediatamente (de manera orgullosa) pensé “sería bueno que ‘fulanito’ leyera este libro, lo leeré pronto para prestárselo también a ‘menganito’ que de seguro necesita leer lo que está allí escrito”.
Empecé a leer el libro y mientras más avanzaba en la lectura, más El Señor se encargaba de mostrarme mi necesidad de perdonar.
La Biblia dice en Romanos 12:17-29 “Nunca devuelvan a nadie mal por mal… Hagan todo lo posible por vivir en paz con todos. Queridos amigos, nunca tomen venganza. Dejen que se encargue la justa ira de Dios” (NTV).
Perdonar implica no devolver mal por mal, no tomar venganza con nuestra propia mano, tal como lo hizo David cuando, teniendo la oportunidad de matar a Saúl, su principal perseguidor y el responsable de su destierro, le perdonó la vida alegando que este era el “ungido de Jehová” (1 Sm. 24:1-10)
Pero el perdón no sólo implica no devolver el daño que hemos recibido, la Biblia nos llama a ir más allá, “Si tus enemigos tienen hambre, dales de comer. Si tienen sed, dales de beber” (Ro. 12:20 NTV).
El Señor, a través del apóstol Pablo, eleva el nivel de exigencia. No sólo nos exhorta a no vengarnos, sino que nos anima a bendecir a nuestros enemigos supliendo sus necesidades si está en nuestro haber hacerlo.

¿A quiénes consideras tus enemigos hoy? ¿a tu cónyuge al quien le descubriste una traición? ¿a tu padre/madre que no te facilitó una infancia agradable? ¿a tus hijos de los cuales has recibido deshonras? ¿a tus pastores/líderes que no obraron contigo como esperabas? ¿a tu hermano del que no recibiste ayuda cuando sabías que tenía el potencial para hacerlo? ¿al vecino que pasa por encima de tu dignidad con sus malas actitudes?
Como hijos de Dios estamos llamados a no albergar resentimientos en nuestro corazón y también nos anima el Señor a vencer el mal haciéndoles bien (Ro. 12:21).
Dispón tu corazón para honrar al Señor bendiciendo a quienes te han hecho mal, pregúntale al Señor: ¿qué quieres que haga por aquel que no me ha hecho bien?
No podemos olvidar que el Señor nos ha dado su bien más preciado. Habiéndole nosotros hecho mucho mal y deshonrándole con nuestros pecados nos dio a Jesús, y con Él la vida eterna, así que estamos llamados a dar de gracia lo que de gracia hemos recibido (Mt 10:8).
Abre tu corazón para que Dios obre en ti y en otros a través de ti. Este es tiempo de liberar perdón y ¡devolver bien por mal!
Tatiana Porto Neira
Equipo Devocionales Diarios ICCCTG
Excelente palabra de Dios para nosotros hoy. Muy desafiante. El Señor nos ayude a ser más como El.
Esposa mía, Que Dios te siga hablando y usando
Amén esposo mío. Dios nos diga hablando
Gracias Señor por habernos dado a Jesús, el único inocente, siendo nosotros culpables. Gracias Tati por esta reflexión.
Amén, la misericordia que Dios ha tenido con nosotros ha Sido grande y el no espera menos de nosotros. Saludos Mary
Amen. Que sea Dios en todo momento guiándonos para poder obrar bien y no perder el objetivo agradar a el.
Excelente palabra muy desafiante !!
Dios te siga bendiciendo !
Que Dios nos ayude a devolver bien por mal aunque en algunas veces nos cuesta.
En estos tiempos Dios nos está desafiando a ser como Cristo. Dios nos ayude! Bendiciones querida Yineth
Amén querida erleanys. Saludos a Fernando
Que palabra confrontante ,¿ en cuantas areas o situaciones debemos perdonar? Es de perdonar y pedir perdon los hijos de Dios.
Gracias por tu comentario Jhon y por leernos siempre. Es de ánimo y motivación. Dios te bendiga
Muy buena reflexión.
Estamos llamados a marcar la diferencia, esto me lleva a Mateo 5:46 Porque su ustedes aman solamente a quienes les aman, ¿que premio recibirán?, aun la gente mala puede hacer lo mismo.
Gracias señor por tu palabra que es lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino.
Gracias hija te amo mucho.
Gracias mami. También te amo mucho
Gracias Amado Padre por esta reflexión. Ayúdame a estar siempre dispuesta a perdonar así como tú Dios nos perdonas
Gracias Taty . Bendiciones
Amén, saludos querida crucy. Dios nos ayude
El odio y el rencor. escomo un cancer que ba carcomiendo por dentro pero la buena no ticia es que hay medicina la medicina es cristojesus a traves del perdon
Amén luisca totalmente solo Dios puede curarnos del rencor y la falta de perdón
Me pregunto pq si siempre te sale así. Bendiciones Rondal
tema del día a día del ser humano pero que privilegio los hijos de Dios tenemos su palabra para enfrentar ese desafío que no es fácil pero Dios nos ayuda cuando estamos dispuestos a bendecir en vez de maldecir de amar y perdona en vez de odiar y pagar mal por mal
Amén mi querida judi, no es fácil necesitamos la gracia de Dios y la ayuda del Esp Santo
Señor ayúdanos a perdonar y a ser más como tú.
Amén. Saludos Lina
Tan oportuna y cortante es la palabra de Dios, que penetra hasta partir el alma,
Tati me apunto en la lista de la lectura del libro jajajaja
jajajaja Nelly esta disponible si lo deseas. Bendiciones!
Que palabra tan confrontante y exhortante. Solo con Cristo podemos porque no es nada fácil, siempre queremos hacer nuestra justicia. Gracias Tati me llegó en el momento indicado.
Gloria a Dios que es sabio!