Día 41

Hace algunos años, en mi antiguo empleo, la empresa recibiría una auditoría de certificación. Revisaban todo: infraestructura, documentación, etc.  Con antelación, el equipo de auditoría interna empezó a cerciorarse de cumplir a cabalidad todos los requisitos para no salir mal.  El techo de una de las áreas de producción presentaba humedad desde hacía años; lo removían, lo pintaban y otra vez aparecía. Todos sabíamos que estaba allí, pero era tan frecuente y reiterativo que se nos hacía “paisaje”, ya era parte de la visual del área. Mis superiores decían: “Hay que arreglarlo”, así pasó el tiempo hasta que llegó la auditoría y adivinen que ocurrió… ese techo fue una no conformidad.

1 Samuel 16 narra cómo fue ungido David; la Biblia dice que desde entonces el Espíritu de Dios vino sobre él (v.13). En los versículos 14-23 del mismo capítulo se narra también como el Espíritu de Dios empezó hacer la diferencia en David, hasta llevarlo delante de la presencia de Saúl, para ser usado por Dios para calmar un espíritu maligno que perturbaba al Rey Saúl.

Un día se presentaron los filisteos contra el ejército de Israel. Salió de entre los filisteos un legendario y fornido gigante quien, con su sola presencia, infundía temor entre sus adversarios.

Dijo el filisteo: «¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!» Al oír lo que decía el filisteo, Saúl y todos los israelitas se consternaron y tuvieron mucho miedo (1 Sm. 17:10-11 NVI).

Durante 40 días, por la mañana y la tarde, este gigante los desafió e intimidó. 40 días de opresión, de apocamiento, incertidumbre y pánico (1 Sm. 17:16).  Israel no hallaba cómo hacerle frente a este problema. No veían en sus armas la suficiente fuerza para resistir, no había valentía en el personal para pelear, ya se les estaba haciendo “paisaje” soportar los insultos del enemigo.  Lo que menos tenía Israel era confianza en que Dios les libraría de ese momento.

David, enviado por su padre, llega hasta el campamento donde están sus hermanos a llevar una encomienda y se encuentra con esta situación (1 Sm. 17:17-18).  Mientras todo el pueblo se acobardaba, ese Espíritu superior que habitaba en David le hizo reaccionar de manera diferente a todos los demás. Estaba dispuesto hacerle frente al filisteo y quitar el oprobio de Israel.

…Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado (1 Sm. 17:45 NVI).

Y todos sabemos cómo terminó la historia

Frente a los gigantes de la vida (problemas, adversidades, tentaciones y pecados con los que luchamos), si no tenemos a Dios respaldándonos no vamos a tener victoria. Debemos ser llenos del Espíritu de Dios para afrontar las aflicciones de este mundo. Sólo Dios puede darnos las armas adecuadas (2 Co. 10:4-6), la valentía necesaria (2 Ti. 1:7) y la victoria en Cristo (Jn. 16:33).

Si no cumplimos lo anterior, no solo no obtendremos la victoria; sino que se nos acumularán los días con los gigantes frente a nosotros y podemos caer en el peligro de acostumbrarnos a vivir así, de que se nos vuelva “paisaje”.

Te motivo a que hoy podamos humillar nuestro corazón ante Dios, reconociendo nuestra profunda necesidad de Él, arrepentirnos y volvernos a Él para buscar su ayuda.

Hoy puede ser nuestro día 41 en el que nos levantemos con las fuerzas del Señor y enfrentemos esos gigantes. ¡Del Señor viene la Victoria! ¡A Él sea toda la Gloria!

Manuel Martelo Verbel

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

12 comentarios en “Día 41”

  1. Nellys Marina Rodríguez Zuleta

    Amén! Que hoy sea día de vencer gigantes, con el poder de nuestro Padre Celestial!… Gracias, Mani por esta palabra que nos llena de valor

  2. Que el señor nos de sus fuerzas y nos equipe con su armadura celestial para vencer esos gigantes solo estando en íntima comunión con el padre y busquemos siempre su dirección !..

    Bendiciones mañe
    Gracias por esa enseñanza

  3. Si aún cosas pequeñitas para algunos que para mi pueden ser gigantes, que si Dios a través de su Espíritu Santo no me ayuda ninguna arma por sofisticada que sean podrán vencer esos gigantes.

  4. Señor ayudame a no dejarme vencer y que no me acostumbré a ver todo igual, porque solo en ti tengo la Victoria.
    Gracias Manuel.

  5. Gracias Pdre celestial por ayudarme a experimentar estás batallas porque, ellas hacen que mi corazón éste confiado y seguro en tu verdad.
    Gracias Mañe. El Espíritu Santo te siga Inspirando. Bendiciones

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