En la cueva

Elías fue un profeta del antiguo testamento que tuvo una misión nada fácil, la de mostrar a Israel quién era el Dios verdadero para que ellos volvieran su corazón a Él. Desde que recibió su llamado, predijo una sequía y por ello tuvo que huir, se enfrentó al Rey Acab y su malvada esposa, se dejó usar por el Señor para hablarle a su pueblo y hacer proezas. En este caminar logró conocer a un Dios proveedor, sustentador, milagroso, todopoderoso, pero ahora conocería un aspecto más profundo de Él.

En 1 Reyes 19, Elías huye de Jezabel porque tenía miedo, estaba cansado, física y anímicamente, de las luchas que había librado hasta ese momento, además de pesar sobre su cabeza una amenaza de muerte; dice la Biblia que incluso tenía ganas de morirse. Sin embargo, Dios tenía otro plan para él; después de ser alimentado, descansar en un arbusto y renovar fuerzas, en el verso 7 dice que: El ángel del Señor regresó y, tocándolo, le dijo: «Levántate y come, porque te espera un largo viaje»(NVI).  Su ministerio aún no había terminado, tenía muchas cosas por hacer, personas a quienes ungir, misiones que cumplir, pero sobre todo, no había conocido a Dios como Él quería que lo conociese.

Todos nosotros tenemos  un largo camino por recorrer en el Señor, aunque estemos cansados y quizá asustados por el porvenir, todavía no hemos dado todo lo que Dios quiere, no hemos cumplido todos los propósitos que Dios tiene para con nosotros, aún tenemos fuerzas para seguir muchos años más sirviendo, orando, predicando, adorando, librando batallas, y lo que es más, no hemos acabado de conocerlo como Él quiere ser conocido.

1 Reyes 19:8-9 (NVI) relata que “Elías se levantó, y comió y bebió. Una vez fortalecido por aquella comida, viajó cuarenta días y cuarenta noches hasta que llegó a Horeb, el monte de Dios.  Allí pasó la noche en una cueva”. Dios irrumpe nuevamente en el descanso del profeta y, después de dejarlo desahogarse, El Señor le ordenó: Sal y preséntate ante mí en la montaña, porque estoy a punto de pasar por allí[…] Tras el terremoto vino un fuego, pero el Señor tampoco estaba en el fuego. Y después del fuego vino un suave murmullo. Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto y, saliendo, se puso a la entrada de la cueva” (1 Re. 19:11-13 NVI).

Dios ya se había revelado a Elías como un Dios proveedor y sustentador cuando lo alimentó mediante los cuervos, como un Dios milagroso cuando multiplicó la harina y el aceite de la viuda de Sarepta, como un Dios poderoso cuando envió fuego y demostró que Él era el Dios verdadero en el duelo contra los profetas de Baal.  Elías había tenido un ministerio de acción y hasta ese momento no había escuchado esa clase de voz, ni aprendido que Dios también puede actuar desde la tranquilidad, ahora estaba conociendo aun Dios que consuela. La verdadera batalla de Elías no había sido en el monte Carmelo, sino con Él mismo, con sus miedos y temores.

Dios quería mostrarle a Elías y a nosotros que Él usa situaciones pequeñas, difíciles, incluso bendiciones, para enseñarnos aspectos de Su carácter, para que le conozcamos más íntimamente; el Señor quiere hacernos saber que es un Dios al cual podemos ir a contarle nuestras preocupaciones una y otra vez, porque siempre nos escucha.

Si te sientes en una cueva, como Elías, estancado en una prueba, sitiado por situaciones difíciles, es quizás porque Dios quiere mostrarse a tu vida de una manera que aún no conoces. Que no te dé miedo, ¡sal a Su encuentro!

Mayra Quiñones Herrera

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

19 comentarios en “En la cueva”

  1. Marysol Rodríguez Zuleta

    Oh Señor, gracias por guiarnos en todo tiempo, porque nos alientas y nos ayudas en nuestra debilidad. Gracias May por esta preciosa reflexión.

    1. Lilia Torres Ramírez

      Gracias Señor, porque con tú palabra diaria nos muestras que estás presente en todos los estados de nuestra vida y que piden a confiar en tu providencia. Dios te bendiga May.

  2. Amén. Gracias Dios por recordarme que sigues obrando en mi, que no estoy sola que quieres más de mí. Que palabra tan esperanzadora. Gracias May. Dios te bendiga

  3. Palabra eficaz. Que me motiva sabiendo que El Dios Eterno siempre me escucha y me levanta con sus sabios consejos.
    Gracias Dra Mayra. Bendiciones

  4. Así como él tiene sus oídos presto para escuchar nuestras necesidades, también tiene sus oídos presto para escuchar nuestros agradecimientos, y alegría

  5. Que palabra tan hermosa nos regala el Señor en este día. Gracias Señor por ser nuestro consuelo y nuestro pronto auxilio en medio de la dificultad, por salir a nuestro encuentro y por revelarte a nuestras vidas. Gracias May

  6. Gracias Dios por tu palabra que nos anima y nos permite contarte nuestros temores e inseguridades solo el tiene el poder de librarnos , Gracias Mayra Dios te bendiga.

  7. Nelly Susana Narváez Oviedo

    Hermoso devocional, gracias Dios por suplir y sustentar nuestra vida y por las fuerzas y el poder que a diario derramas en tus hijos para resistir y seguir la carrera, maravilloso Señor

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