Espera en Dios

Nuestro hijo Emanuel está en una edad en que nos sorprende cada día con algo. Una de las cosas que más me ha llamado la atención ha sido una expresión que usa cuando está esperando algo. Por ejemplo, si prometo sacarlo al parque a cierta hora pero, llegado el momento, algo retrasa su salida (una tarea, un trabajo que yo deba terminar antes, que empiece a lloviznar, etc.), se frustra.  Mientras más minutos pasan, más se desespera; entonces se acerca a decirme: “Papá, estoy esperando mal”.  Por el contrario, cuando logra comprender la razón de la demora para su anhelada ida al parque, también me expresa: “tranquilo, papá, estoy esperando bien”.

El título del salmo 42 nos indica que es un Masquil, esta palabra hebrea era usada para identificar un cántico instructivo o de meditación (1). Comúnmente, estos salmos venían acompañados de momentos de pausa y reflexión.  “¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío” (Sal. 42:5,11).

Esta expresión aparece dos veces en el salmo 42 (vs. 5 y 11) y una más en el capítulo 43 (vs. 5).  Surge como una reflexión en medio de las duras situaciones de confusión y desesperanza que narra el salmista en los versículos previos a cada declaración, en los que manifiesta los profundos sentimientos experimentados (Sal. 42:1-4; 6-10 y 43:1-4).  Es llamativo que también haya otro elemento que se repite en el salmo 42, la inquietante pregunta: “¿Dónde está Tu Dios?” (v. 3 y 10).

En esta vida Cristiana, muchos episodios se tratan de esperar y sobre todo de confiar.  Consideremos a Abram esperando por la descendencia prometida (Gn. 17); o Ana, en la casa de Jehová, rogando fervientemente por un hijo (1 Sm. 1); o aquel hombre llamado Simeón, a quien se le había prometido no ver la muerte antes de conocer al Ungido del Señor (Lc. 2:25­35); o la propia Iglesia, como novia, a la espera del Señor.

Hay días en los que nos desesperamos por no ver una respuesta positiva de aquello que hemos estado pidiendo. En nuestra mente pueden surgir preguntas como: ¿hasta cuándo, Señor? o ¿dónde estás, Dios?  Así como mi hijo, a veces “esperamos mal”, frustrándonos, creyendo que no es justo tener que esperar tanto, dudando en últimas de la sabiduría del Señor.

Esperar no siempre es fácil, mucho menos cuando no tenemos control de las situaciones. Cuando abandonamos ese control en otras manos, somos probados en confianza y dependencia.  Esperar en Dios es, literalmente, vivir por fe; confiando en su incomparable conocimiento y poder, en su criterio para juzgar nuestras situaciones.  ¡Qué bueno es para el cristiano recordar que estamos en las manos del Señor y que Él siempre sabe cómo actuar!

La esperanza que tenemos no avergüenza (Ro. 5:5), por el contrario, está afirmada en las promesas que el Padre nos ha dejado en su Palabra (2 Co. 1:20-22). Eso debe darnos ánimo en los días malos, porque fiel es el Dios que ha prometido, Él cumplirá (He. 10:23).  De manera que, por más oscuros que sean esos momentos que atravesamos, podemos decir a nuestra alma: “¿Porque te abates…?, Espera en Dios; porque aún he de alabarle”.

Reflexionemos y meditemos en la bondad de Dios para nuestras vidas, en su sabiduría, su soberanía, su fidelidad para con nosotros y todo lo creado.  Sobre todo, afirmémonos en la esperanza que tenemos en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Manuel Martelo Verbel

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

26 comentarios en “Espera en Dios”

  1. Esperar en Dios es la confianza en que Dios esta obrando y nurestra actitud debe ser de un adorador en espiritu y en verdad , padre perdoname cuando espero mal , Gracias Manuel.

  2. Muchas veces se torna eterna la espera cuando no está acompañada de confianza de fe, Señor danos un espíritu tranquilo y confiado en ti que pueda esperar paciente tus tiempos… Gracias Manuel por esta reflexión

  3. Lilia Torres Ramírez

    Confiar en el Señor es lo más reconfortante que puede haber nos ayuda a descansar.
    Hermosa palabra Manuel. Gracias Dios.

  4. Gracias Dios por recordarme que los que esperan en tus sabias respuestas tendrán nuevas fuerzas cada día.
    Gracias Mañe por tu edificante reflexión.
    Bendiciones

  5. Nelly Susana Narváez Oviedo

    Señor tu tiempo y voluntad son perfectos, esperar no es fácil, pero siempre será la mejor opción si esperamos en ti, gracias por tu palabra.
    Bendiciones Manuel.

    1. No es nada fácil para nosotros, pero el Señor sigue obrando su propósito y voluntad en nuestra vida, mientras esperamos. Que El Señor nos ayude. Bendiciones Nellys.

  6. Amén. Ayudame Dios a esperar bien. Que nuestra ansiedad y deseo que todo ocurra YA no nos alejen del propósito y voluntad de Dios.
    Gracias Manuel. Bendiciones

  7. Carlos Osorio Berrio

    Que la espera no nuble nuestros ojos con el enojo y la desdicha; más bien, que nuestro deleite sea el Señor y la. Confianza en que el Hará.
    Gracias Manuel por esa palabra!!!

  8. Nancy Esther Rodríguez Zuleta

    Señor, Perdona los momentos en los que he esperado mal. Ayúdame a esperar bien. Gracias Manuel, hermosa reflexión a partir de la sabiduría que Dios coloca en la boca de los niños.

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