Etiquetas

En los últimos tres meses he sido elegida el tributo de mi casa para hacer las compras, esta tarea me ha exigido concentración, ahorro, ponderación de cosas esenciales y pensar  en lo que a mis familiares les alegraría encontrar cuando abrieran las bolsas.  Por todas estas razones, en mis salidas reviso precios, marcas, vencimientos, gramajes y toda la información que ponen en las etiquetas, al punto que no llevo productos que no me la ofrezcan.

“El concepto de etiqueta tiene distintos usos y significados. Se trata de una señal, marca, rótulo o marbete que se adhiere a un objeto para su identificación, clasificación o valoración.   Las etiquetas comenzaron a utilizarse en la actividad comercial para describir el contenido de envases, recipientes y paquetes con mayor facilidad. Con el tiempo, más allá de su función básica de identificación, las etiquetas empezaron a utilizarse como objetos decorativos con la intención de realzar la imagen del producto y resultar más atractivo para el consumidor.”[1]

Pensando en las etiquetas me preguntaba ¿que leen en mí las personas a mi alrededor?, ¿será que la descripción de mi etiqueta se acompasa con la realidad del contenido en mi alma o no?, ¿entiendo del todo el precio que Dios ha impregnado en mi ser y lo que ello implica en mi andar o estoy viviendo en oferta?, ¿seré una publicidad engañosa de cosas que digo y me repito pero que en momentos definitivos no se evidencian?, ¿lleva mi vida a otros a mirar la imagen que Cristo puso en mí?.

Hoy día, cuando el cristianismo es una moda y cualquier persona se hace llamar cristiano con mucha tranquilidad, pienso más que nunca en las palabras de Pablo en Gálatas 6:17 (DHH): “De ahora en adelante no quiero que nadie me cause más dificultades; pues llevo marcadas en mi cuerpo las señales de lo que he sufrido en unión con Jesús”.  En este texto Pablo habla del legalismo representado en la circuncisión como marca en el cuerpo y afirma: “En cuanto a mí, de nada quiero gloriarme sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por medio de la cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo” (Gl. 6:14 DHH).

Este pasaje de verdad me confronta y me hace pensar en mi integridad cristiana, alguna vez alguien dijo “o cambias de actitud o te dejas de llamar cristiano” y esto nos estremece, pero ¿nos lleva realmente a tomar determinaciones de santidad en nuestras vidas?, porque me resultan impresionantes las palabras de este hombre piadoso diciendo “el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para [él]”.

No es un juego, ni cosa menor el haber sido comprados por Cristo, tener un precio de sangre santa e inocente;  tampoco lo es el ser receptores de su inmerecida gracia, pero esa realidad debe ser un recordatorio constante en nuestros corazones y una oración diaria: Señor, ayúdame a no olvidar ningún día, en cada situación vivida, que tengo las marcas de Cristo, la marca del sufrimiento, de humildad, mansedumbre, piedad,  misericordia, compasión, perdón, santidad…

Satanás siempre querrá aprovechar nuestras caídas para hacernos pensar que somos baratos y corrientes, y que lo que tenemos no es tal como lo describe “la etiqueta”, pero por fe en Su Palabra y con ayuda del Espíritu Santo tú y yo nos debemos levantar las veces que sean necesarias para andar con integridad la carrera que tenemos por delante, por ver si logramos asir aquello para lo cual fuimos asidos (Flp. 3:1-15, He. 12:1-6).

El estándar de Cristo no ha bajado, somos nosotros quienes cada día, con ayuda del Espíritu Santo, nos tenemos que elevar a Él.

Lisaura Lozada Pedroza

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

25 comentarios en “Etiquetas”

  1. Amen. Gracias señor por entregar tu vida por nosotros aún sin merecerlo ayúdanos padre a ser más como tú y que otros puedan fijarse en ti a través de nosotros con tu gloria restaurando nuestras vida!

  2. Carlos Osorio Berrio

    I oración hoy es: “Que las personas vean el reflejo de Jesús en nuestras vidas y que recordemos qué: por sus llagas, hemos sido sanados, para la gloria del Nombre de Cristo.”
    Gracias mi hermana Lisaura por esta palabra.

  3. Amado Dios ayúdame a hacer una carta abierta que refleje la marca de tu gran Amor
    Gracias Dra. Lisaura por su buena reflexión.bendiciones.

  4. Marysol Cecilia Rodríguez Zuleta

    Amén, que lo que se lea por fuera corresponda a lo que hay por dentro, oh Dios que seamos más como tú cada día.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.