Jesucristo basta

En Juan 4:1-15, hallamos una interesante conversación de Jesús con una samaritana.  Todo empezó cuando Jesús le pidió agua,  “La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva?” (Jn. 4:9-11 RVR1960). Esta mujer tomó las palabras de Jesús literalmente, aunque su significado era espiritual; Él quería llevarla a un plano más profundo.

Respecto del agua, los judíos “hablaban a menudo de la sed de Dios que tiene el alma humana, y del agua viva que puede mitigar esa sed. Jesús no estaba usando términos que condujeran a la confusión, sino que cualquiera que tuviera percepción espiritual debería entender. Una de las promesas del Apocalipsis es: «Al que tuviere sed, Yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida» (Apocalipsis 21:6).”[1. Comentario al Nuevo Testamento Vol. 5: Juan I, William Barlcay.] 

El principio que podemos extraer es que en el corazón humano hay una sed profunda que sólo Cristo puede saciar; nada humano, superficial, mundano puede borrar o llenar el anhelo de eternidad que Dios ha puesto en el alma (Ec. 3:11). El hombre busca la manera, en sus fuerzas, de llenar ese vacío, pero lo hace de forma equivocada.  Sólo Jesucristo puede saciar esa sed, parafraseando a Agustín de Hipona, tendremos el corazón inquieto hasta que encontremos el reposo en Dios.

 

Dios permite que pasemos por situaciones difíciles para poner en perspectiva nuestras vidas y confrontarnos con nuestra realidad; la ausencia de Su presencia. Preguntémonos, ¿con qué estamos llenando nuestras vidas?, ¿qué pozos tenemos en nuestras vidas?  Quizás nuestro pozo sea la religiosidad, el servicio activista, la familia, el trabajo, las distracciones de este mundo, la comida, etc.  Resulta que estas cosas pueden proveernos un satisfacción momentánea que con el transcurrir de los minutos, las horas o los días se esfuma.  Pero el agua que Dios ofrece nos puede llenar por la eternidad.   Más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Jn. 4:14 RVR1960).

Para poder saciar nuestra vida debemos ir a la presencia del Señor todo el tiempo, porque solo en Él hay llenura y plenitud de gozo. Solo Jesús puede llenar los vacíos de nuestro ser, darle sentido a nuestra realidad, cambiar nuestros conceptos, derribar los argumentos, traer verdad y libertad a nuestras vidas. El salmista decía que tenía el alma sedienta del Dios vivo (Sal. 42:1). La promesa de Dios es: “Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida” (Is. 44:3a RVR1960).

La invitación está dirigida a todos los sedientos para que vengan a las aguas y beban gratuitamente (Is. 55:1).  Si hoy te sientes sediento, cansado, desesperanzado, te invito a que te llenes del agua de vida que proviene del Señor; sólo Él puede saciarte, renovar tus fuerzas y ayudarte a seguir adelante.

Como dice una de mis canciones favoritas: “Nuestros corazones insaciables son hasta que conocen a su Salvador… Él es el agua que al beber nunca más tendremos sed, Jesucristo basta”.[2]

Mayra Quiñones Herrera

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

21 comentarios en “Jesucristo basta”

  1. Jesús la fuente de agua de vida y vida eterna tomar de esa agua es urgente en estos momentos en que la humanidad se está deshidratado con tanto pecado

  2. Carlos Osorio Berrio

    Jesús es el agua de vida, ¡ninguno cómo él! Refrescante, satisfactorio; Calma al sediento y consuela al abatido; dichoso el hombre que a ti se acerca, pues será saciado.

    Gracias Mayra por esa refrescante palabra.

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