La Cuarentena de Moisés

Soy asesora de servicios profesionales, actualmente laboro como contratista para dos entidades que, igualmente, tienen sus compañías clientes. También trabajo ofreciendo mis servicios de manera independiente, por lo cual debo desplazarme casi a diario a diferentes empresas en diversos barrios de Cartagena y del municipio de Turbaco.

A pesar del hecho de que mi oficio no demande cumplir horarios de trabajo y que a veces trabajo desde casa, debo confesar que, pensar en permanecer puertas adentro por tanto tiempo y, saber que aún faltan muchos días más ha llegado a generarme un poco de ansiedad.

¡Mi rutina ha cambiado por completo! Pasé de esta rutina:  levantarme a atender a mi hijo en las mañanas para llevarlo al colegio, ir a trabajar, regresar a mi casa pasado el mediodía, hacer tareas con el niño y atender a mi esposo en la noche; a esta otra rutina: levantarme, hacer desayuno, asear la casa, hacer almuerzo, trabajar, hacer tareas con mi hijo, hacer cena… y eso que mi esposo me ayuda lavando los baños, los platos, bañando al niño Emanuel. Por favor no me mal interpreten, disfruto estar con mi hijo y mi esposo, pero para ser honesta, extraño mi rutina anterior, echo de menos el poder salir a trabajar.

Es entonces cuando pienso en aquella porción de la Escritura que dice: “echando toda vuestra ANSIEDAD sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pe. 5:7).  En este texto, la palabra griega que se traduce como “echando” indica cierto esfuerzo, da a entender que tales cargas deben ser arrojadas de uno hacia Dios mediante un acto decisivo de entrega y rendición que deberíamos procurar de manera continua. Si ayer rendimos nuestra ansiedad a Dios, hoy nuevamente lo haremos y mañana nuevamente deberemos hacerlo.

El Salmo 62, fue un salmo escrito por David y muchos escritores concuerdan en que David lo compuso mientras huía de Absalón, su hijo, cuando se rebeló contra él. En su verso 1 dice: “En Dios solamente está acallada mi alma; de Él viene mi salvación”; el 5 expresa: “Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza” y el verso 8: “Esperad en Él en todo tiempo, oh pueblos; derramad ante el vuestro corazón; Dios es nuestro refugio.”

Si al igual que yo has experimentado ansiedad durante este tiempo, sea por el cambio de rutina, o por la escasez de provisión, o por tu salud o la de los tuyos que aún deben salir de casa a laborar, la palabra del Señor nos da una salida: Esperar en Él.  Sólo permaneciendo en Dios podemos hacer esta situación más llevadera; acallemos nuestra alma delante del Señor para que su Espíritu Santo nos llene de esperanza, de fe y de gozo en medio de la tormenta.

En el Antiguo Testamento el Señor congregó al pueblo de Israel para entregar su testimonio (Éx. 19), sin embargo, el pueblo tuvo temor y prefirió que no hablara Dios con ellos directamente, y se quedaron “a lo lejos” (Éx. 20:18-21).  Moisés permaneció en la presencia de Dios, mientras Él escribía con su mismo dedo en tablas de piedra y le daba su ley, durante ¡cuarenta días y cuarenta noches! (Éx. 24:18).

Pero ¿a qué se dedicó el pueblo mientras tanto?  Al pueblo se le hizo larga la cuarentena de Moisés, tenían incertidumbre, alegaron ante Aarón diciendo: “no sabemos qué le haya acontecido” a tu hermano, y pidieron “haznos dioses que vayan delante de nosotros”.  Así que fundieron un becerro de oro (Éx. 32).

Moisés quebró las tablas cuando vio la escena y Jehová castigó al pueblo.  Por haber roto las tablas Moisés tuvo que volverlas a hacer (Éx. 34:1-10), y ¿sabes qué? además se vio en la necesidad de pasar ¡otros cuarenta días con sus noches clamando al Señor, intercediendo por el pueblo! (Éx. 34:28; Dt. 9:9-19).  Al cabo de la segunda cuarentena, Moisés terminó con su rostro resplandeciente, transformado por la presencia de Dios.

¿Cómo queremos terminar nuestra cuarentena?, ¿pareciéndonos a Moisés o pareciéndonos al resto del pueblo?  Aún más, ¿cuántas cuarentenas estaríamos dispuestos a afrontar?  Se hace necesario que este tiempo lo pasemos en el Señor.

Por favor, propón en tu corazón echar en oración toda tu ansiedad sobre Dios, ese esfuerzo de arrojar tus cargas sobre Él continuamente es lo que va a hacer que permanezcamos en su presencia, entonces nuestros corazones van a ser mudados y nuestros rostros van a ser resplandecientes como el de Moisés.  Aleja de ti la incertidumbre pues el Señor es fiel, ¡espera en Dios!

Tatiana Margarita Porto Neira

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

13 comentarios en “La Cuarentena de Moisés”

  1. Bendito Dios, ayúdanos a permanecer en ti y que todo esté proceso redunde en el crecimiento de tus hijos y la conversión para mucho pueblo.

  2. excelente Tati se nota que es revelación del Espíritu Santo hoy también el SEÑOR en el salmón 46:10 nos dice que estemos quietos y esperemos que él es Dios no hay de otra

  3. Maximo jose porto señas

    Así es hija mía, todos extrañamos nuestros trabajos, pero en este momento hay que estar en casa y dejarle todo a Jesucristo bendito, no estamos solos el nos cuida en donde quiera que estemos solo tenemos que ser OBEDIENTES.

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