La espada de Democles

En las Disputaciones Tuscalanas, Cicerón menciona una historia originalmente escrita por Timeo de Tauromenio, acerca de uno de los Tiranos de Siracusa, Dionisio II, relato que ha transcendido por siglos en la historia y cultura de la humanidad por las enseñanzas que encarna. En esta se indica la ocasión en que uno de los  grandes aduladores del tirano, Damocles, hablaba con él y le señalaba sus extraordinarias riquezas, su inconmensurable poder y sus posesiones magníficas, diciéndole incluso que no había nadie más feliz en la historia que él. Dionisio respondió: “¿Quieres tú, Damocles, puesto que te agrada tanto esta vida, gustarla tú mismo y probar mi fortuna?”

Dionisio ordenó preparar un banquete con todos los lujos existentes para Damocles.  Vasijas de plata y oro, esclavos escogidos a su servicio, perfumes y viandas exquisitas, todo esto hizo creer a Damocles que era un hombre afortunado. Sin embargo, Dionisio hizo también descender del techo, sobre el cuello de Damocles, una espada sostenida simplemente de la crin de un caballo, un suspiro y caería fatalmente… de repente Damocles ya no se sentía tan afortunado, ni podía disfrutar de lo que tenía alrededor, terminó suplicando al tirano para poder irse.[i]

[i] Cicerón, Marco Tulio. «Disputaciones Tusculanas.» traducido por Alberto Medina Gonzalez, p.423- 424. Madrid: Editorial Gredos, 2005.

Siento que, de alguna manera, todos somos en mayor o menor medida como Damocles, no tanto por ser aduladores (aunque quizás también), sino por querer de manera desmedida las riquezas y la comodidad, desenfocados de otros asuntos.  Podríamos imaginarnos en nuestras mentes miles de veces esa situación ideal y desearla, teniendo todo un banquete y personas a la disposición de nuestras órdenes, incluso como propósito de vida. No obstante, debemos recordar que también pende sobre nuestras cabezas una espada: la muerte y condenación eterna por nuestros pecados.

A veces parece que quisiéramos obviar la existencia de esa espada y seguir enfocados en lo que nos rodea y lo que materialmente queremos alcanzar, sin pensar en aquellas cuestiones transcendentales que definen nuestra vida y la obra que Dios quiere hacer con nosotros.

Jesús mismo ilustra la insensatez humana en Lucas 12:16-21, cuando refiere a sus discípulos una parábola sobre un hombre muy rico que veía como su patrimonio había crecido considerablemente, al punto de no tener ya lugar para guardar sus frutos.  Su solución fue simple y un poco avara: “Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes” (vs.18 RVR1960). Terminó diciendo a su alma: “Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate” (vs.19 RVR1960).

Desde la profundidad de nuestro ser pecador, creo que todos quisiéramos estar en situación como el hombre la parábola, como creyó por un momento estar Damocles; tener “la vida arreglada”, saber que no nos faltará nada, ni comida, ni casa, ni vestido, ni recursos, y poder dedicarnos al ocio y disfrute de posesiones materiales.

Pero Jesús no terminó allí su parábola, sino que añadió las palabras de Dios para el rico insensato: “Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios” (vs.20-21 RVR1960). Esa noche caería la espada sobre su cuello, y nada de lo que guardaba tenía sentido.

Entonces, ¿pretenderemos ignorar lo que pende sobre nuestras cabezas, aceptando sus consecuencias trágicas para nuestra vida eterna?, ¿en qué vale la pena concentrar nuestros esfuerzos?, ¿en las posesiones materiales o en las celestiales?

“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col. 3:3 RVR1960).

Daniel Fernando Bertel Rodríguez

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

15 comentarios en “La espada de Democles”

  1. Que Reflexion tan maravillosa y desafiante , queremos estar conformes y comodos y Dios cambia las circunstancias para transformarnos y depender de el.

  2. En ocasiones Dios permite que la espada de la prueba se pose sobre nuestro cuello para que reorganicemos nuestras prioridades y pongamos la mirada sólo en Él y no en las riquezas de este mundo. Gracias Daniel por esa reflexión

  3. Marysol Rodríguez Zuleta

    Excelente reflexión, Daniel, muchas gracias. Que no proveamos para los deseos de la carne sino para los del Espíritu, Dios nos ayude.

  4. Nancy Esther Rodríguez Zuleta

    A veces olvidamos que las posesiones materiales son tan efímeras como la vida misma, entonces el Señor nos envía un recordatorio para que volvamos a poner la mira en las cosas de arriba y no en las de la tierra. Excelente reflexión hijo.

  5. Ayúdanos Dios a colocar la mirada en tí, en tu Reino, en lo verdadero, permanente y eterno. Que los afanes de esta vida no quiten el enfoque en Jesús.
    Gracias Daniel Fernando. Bendiciones

  6. Señor ayúdanos a enfocar nuestra mirada y nuestros esfuerzos en las cosas celestiales.
    Excelente reflexión Daniel, bendicienes.

  7. Gracias Daniel por esta reflexión ciertamente !! No nos debemos conformarnos con las cosas materiales ! Debemos mirar a las cosas celestiales !

  8. Carlos Osorio Berrio

    Muy adecuada y pertinente reflexión. Cuan cierto es que nuestra alma desea la comodidad de una vida entregada al hedonismo y entretenimiento sin fin; dejando de lado que todo es vanidad y su fin es camino de muerte. Sllo en Cristo y si reino de justicia es lo único fiel y permanece para siempre; allí demos poner nuestra mira!
    Gracias Daniel, que buena palabra.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.