La loca de San Blas

En un pequeño pueblo junto al océano Pacífico en México, llamado San Blas, sucedió una historia trágica y cautivante a la vez que inspiró la popular canción “En el muelle de San Blas”. Corriendo el mes de octubre del año 1971, Rebeca Méndez, una joven que vivía allí, despidió en el muelle a su prometido Manuel, que partía a sus labores en un barco pesquero y con quien se casaría a su retorno pronosticado en cuatro días. Sin embargo, tales planes no sucedieron, pasaron los días y no se tenían noticias de la embarcación en la que Manuel había zarpado, causando gran dolor en Rebeca.

La razón estribaba en que la Tormenta tropical Priscilla azotó el océano Pacífico la noche de la partida, causando la desdicha de Rebeca, pues su prometido junto a sus acompañantes naufragaron fatalmente. Ella, no obstante, aún conservaba la esperanza de volver a verlo y salía todas las tardes vestida de novia, esperándolo, lo que le valió que le apodaran “La loca del muelle de San Blas”… pero él jamás regresó. Rebeca envejeció y murió creyendo que un día se reuniría con Manuel[1].

En estos días, sumergidos en tantas tragedias y desgracias que acontecen en este mundo, quizás muchas personas han murmurado instándonos a claudicar o negar nuestra fe. Incluso nos han tildado de locos por creer que Cristo vendrá, insinuando que esa historia existe solo en cuentos o fabulas, que solo se le debe dar importancia a sobrevivir y nada más.

La Palabra dice en 1 Corintios 1:18: “Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden pero a los que se salvan, esto es a nosotros poder de Dios” (RVR1960).  ¿Cuántas veces hemos sido llamados locos por creer en la historia de alguien que dejó todo, se hizo hombre siendo Dios, murió por nosotros, resucitó y ascendió al cielo con el Padre, y un día volverá? Sin duda han sido muchas.

En Juan 14:1-2, Jesús les había exhortado y prometido a sus discípulos así: “No se turbe vuestro corazón, creéis en Dios, creed también en mí, en la casa de mi padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (RVR1960). Este pasaje afirma que Cristo tiene un lugar reservado para aquellos que creemos en Él, allí nos sentaremos junto a Él.

Meditando en estas verdades, comprendía que el mayor anhelo como cristianos debe ser seguir aferrados con convicción a cada uno de los dichos de la boca de Dios expuestos en las Sagradas Escrituras. Sin embargo, ¿cuántas veces hemos renunciado a esa esperanza? ¿Cuántas veces hemos sido presas de nuestro propio engaño? Decimos que estamos amontonando riquezas para tener una morada con el Padre, pero en realidad nuestra actitud expresa que nos esforzamos y trabajamos duro por el aquí y el ahora. Mientras tanto, la Biblia es clara en decir: “no améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo el amor del Padre no está en él” (1 Jn. 2:15-16 RVR1960).

Rebeca Méndez murió convencida, esperando con ansias ver a su prometido, aunque su esperanza era vana. Pero nosotros, que tenemos una promesa verdadera del Señor, deberíamos vivir cada día esperando a nuestro Amado de los cielos que un día volverá y nos redimirá, pues dice la Biblia: he aquí que viene  con las nubes y todo ojo le verá” (Ap. 1:7 RVR1960).

¡Que nos digan que estamos locos!, pero es mejor estar locos por Jesucristo, que ciegos, cojos y sin bastón.

¿Estamos esperando al Amado con ansias y convicción?

Yineth López

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

18 comentarios en “La loca de San Blas”

  1. Estamos locos por Cristo!!! Anhelamos su regreso. Que el Señor nos ayude a tener nuestra esperanza intacta no aferrándose a las cosas en este mundo.
    Gracias Yineth por esta reflexión. El Señor te siga usando

      1. Lilia Torres Ramírez

        Es una locura que no necesita de medicamentos humanos, sino se nutre con nuestro loco amor por Cristo. !Oh gloria. Que locura!
        Gracias Yineth. Dios te bendiga.

  2. Nancy Esther Rodríguez Zuleta

    Hermosa historia de amor humano, sólo que esa pobre mujer no tenía esperanza. Nosotros, a cambio, esperamos el regreso cierto de quién no falta a sus promesas. No importa que nos digan locos!!! Gracias Yinet

  3. Amén. Porque todo pasará menos su palabra y en ella tenemos nuestra esperanza sabiendo que volverá y en Cristo tenemos nuestra eternidad.
    Gracias Yine Dios te bendiga

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