La mecedora

Erma Bombeck dijo: “La preocupación es como una mecedora, te da algo que hacer, pero nunca te lleva a ninguna parte”[1]. Imagino que todos, alguna vez en la vida, nos hemos sentado en una mecedora, a mí particularmente me gusta mecerme en ellas, me relaja, más si es un lugar fresco o al aire libre.

Debo decir que me pareció muy atinado comparar la preocupación con una mecedora, cuando nos mecemos en ella, ciertamente nos entretenemos, pero no nos conduce a ningún lugar; una vez dejamos de movernos seguimos en el mismo sitio.

Para muchos, las preocupaciones se han aumentado más de lo usual en estos tiempos, a algunos nos preocupa el trabajo y cómo afecta la cuarentena nuestras finanzas; a otros les suspendieron sus contrato o peor aún los despidieron, pero las facturas siguen llegando sin falta; hay quienes se preocupan por el estudio y la dificultad que los jóvenes han encontrado en las clases virtuales ¿será que sí están aprendiendo?; en otros casos las preocupaciones serán la salud en general, las relaciones en casa, las discusiones con la familia, los quehaceres del hogar que parecen interminables, el comportamiento de los vecinos, la estabilidad emocional en medio del aislamiento… la lista sigue.

Todos tenemos algo que nos preocupa, pero la clave está en saber a dónde estamos llevando nuestras preocupaciones; ¿a la mecedora de la queja y la ansiedad (que sabemos no nos conduce a ninguna parte) o al Señor?

“Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes” (1 Pe. 5:7 NVI).  La Biblia nos llama a depositar delante del Señor todo aquello que nos genera ansiedad. Depositar es según el Diccionario Bibliatodo: “Colocar algo en un sitio determinado y por tiempo indefinido”[2] De acuerdo a esto, debemos confiar, colocar nuestras preocupaciones en Dios y esto implica que debemos hacerlo indefinidamente, ya que por mucho que nos esforcemos pensando en aquello que nos aqueja, no siempre tendremos la solución, por eso lo mejor que podemos hacer es llevar esas preocupaciones al Señor, porque Él nos cuida, sabe de qué tenemos necesidad, Él nos ama como un padre, tanto que fue capaz de dar a su hijo, cuanto mas no nos dará todas las cosas con él (Romanos 8:32).

Nos dice Pablo en Filipenses 4:6-7 (RV1960) “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”

El apóstol nos da la salida a nuestras preocupaciones; LA ORACIÓN, como el mecanismo usado para llevar al Señor nuestras cargas, para encontrar alivio y sobre todo para encontrar paz, M.R. Vincent dijo: “La paz es el fruto de la oración del creyente”, podemos hablar de nuestros problemas con los demás, podemos incluso meditar en ellos, pero le aseguro que solo en Dios puede encontrar la paz y el descanso que su corazón necesita, quizás la solución a sus dificultades sea más sencilla de lo que usted cree, muchas veces solo requerirá de FE.

Como hijos de Dios debemos echar nuestras ansiedades sobre Él; “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo.” (Salmos 55:22) confiando en que todo lo que Dios hace, lo hace para el bien nuestro, si vamos a mecernos que no sea en la mecedora de nuestras preocupaciones, sino en los brazos amorosos del Señor que no solo nos consuela, sino que nos dan descanso.

Mayra Quiñones Herrera.

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

34 comentarios en “La mecedora”

  1. Lilia Torres Ramírez

    Mayra querida, doy gracias a Dios por llevar a través de ti su palabra en estos momentos en que hay tanta incertidumbre. Mil bendiciones.

  2. Marysol Rodríguez Zuleta

    Gracias por la esta reflexión May, ciertamente nada hacemos con pre-ocuparnos, mejor es ocuparnos en la oración y en lo que sí podemos hacer.

  3. Carlos Osorio Berrio

    Muy buena y edificante reflexión, nada de andar metiéndonos en nuestras preocupaciones. Jesús es nuestro pronto auxilio, la roca de mi salvación, ¿de quién temeré?.
    Gracias Mayra!

  4. Judith Benedetti

    La mesedora es una canción de la época de mi papá. Con respecto a nuestra experiencias efectivamente si los problemas los manejamos solos se balancean como la mesedora y no llegamos a ningún Pereira, gracias a Dios por su asistencia que nos ayuda a salir del mismo eje

  5. Amén. Dios nos ayude a no “rumiar” en nuestra mente con aquellas cosas que nos aquejan sino a llevar a Cristo todas nuestras preocupaciones. Gracias Mayra!

  6. Nellys Marina Rodríguez Zuleta

    Amo las mecedoras! Dan sensación de relajación… Pero ciertamente no llevan a ningún lado… Que bueno saber que nuestro buen Padre Celestial nos puede dar en sus brazos lugar de solaz, mientras toma el control de nuestras dificultades. Gracias, querida Mayra por traernos este mensaje de parte de nuestro Dios

  7. Nelly Susana Narváez Oviedo

    Sólo en los brazos del buen padre podemos encontrar descanso y reposo para nuestra alma, bendito sea El señor por su palabra.

Responder a Tatiana Porto Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *