Lo que falta

Algunas veces gastamos más tiempo del que deberíamos tratando de resolver lo que no tenemos, eso que nos hace falta se convierte en el eje central sobre el cual gira nuestra vida.

Así le pasó a una mujer llamada Ana, cuya historia encontramos en 1 Samuel 1. Ana tenía muchas bendiciones: un esposo bueno que la amaba (vs. 5), que era verdaderamente sacerdote de su casa (vs. 3), un hombre responsable (vs. 4) que le proveía soporte emocional y se preocupaba por ella (vs. 8). Pero Ana también tenía con Elcana, su marido, una rival que la irritaba, Penina (vs. 6a).

La razón de la rivalidad era, justamente, lo que le faltaba a Ana, Penina tenía hijos pero Ana no los tenía (vs. 2b). La Biblia dice que Ana no tenía hijos “porque Jehová no le había concedido tener hijos” (vs.  6b), esto se convirtió en el centro de su vida, trayéndole amargura y lágrimas. En el contexto judío, una mujer sin hijos era una persona sin la bendición de Dios, víctima del señalamiento porque se asumía pecadora, además de que podía quedar desamparada a la muerte de su esposo; de modo que esto representaba un problema real para la vida de Ana.

Ahora bien, ¿tenía Ana capacidad para parir? ¡Claro que sí! Génesis 4:1 cuenta lo que ocurrió con Eva: “Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón”. Dios le dio el privilegio a la mujer de concebir y dar a luz; el hombre engendra, pero es la mujer la que concibe y pare. Entonces, ¿qué pasaba con Ana? Simple, “Jehová no le había concedido tener hijos” (1 Sm. 1:6) y Ana había estado esperando que fuera Elcana quien resolviera lo que le faltaba, pero él no podía suplir esa carencia por mucho que quisiera (vs. 8).

Cuando Ana comprende quién le podía dar lo que le faltaba, va a la presencia del Señor. La mujer que llegó al templo iba amargada, atribulada, acongojada y afligida (vs. 10) pero en ese lugar ella oró y lloró largamente derramando su alma delante del Señor, “e hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza” (1 Sm. 1:11). La mujer que salió del templo iba en paz, liviana, aliviada, sin tristeza, con la bendición sacerdotal (1 Sm. 1:17-18) y con lo que le faltaba: estaba lista para parir porque “Jehová se acordó de ella” (1 Sm. 1:19) y abrió su matriz para que de allí naciera Samuel, sacerdote, profeta y juez de Israel, al cual Dios usó para establecer un cambio en el sacerdocio de su pueblo.

Al igual que Ana, nosotros hemos invertido tiempo buscando de otras maneras aquello que falta en nuestras vidas siendo que lo necesario es llegar delante del Señor, como hizo ella. Él es el único que puede suplir nuestra necesidad porque, en su soberanía, ya tiene dispuesto el momento preciso para bendecirnos con el milagro que hemos esperado largamente.

Cuando el Señor “se acuerda” de nosotros, se levanta la imposibilidad de parir sueños, ministerios, hijos, empleos, posiciones y cualquier otra cosa que Él tenga planeado para nuestras vidas, entonces dejaremos de girar en torno a lo que falta y disfrutaremos mejor de las bendiciones que ya tenemos.

Nancy Esther Rodríguez Zuleta

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

23 comentarios en “Lo que falta”

  1. Que gran enseñanza, solo Dios puede suplir aquello que nos falta, en su tiempo, ayúdanos Señor a esperar en ti, tu perfecta voluntad, gracias Sra. Nancy por esta hermosa palabra

  2. Mejor ejemplo que ese de Ana no hay, cuando ella cambio a quien pedir sólo así pudo recibir lo añorado recordar que el Señor es nuestro proveedor

  3. Carlos Osorio Berrio

    Nada más real, muchas veces gastamos nuestras energías y tiempo en lo que nos falta.
    Señor ayúdame a disfrutar las bendiciones que si tengo!!
    Gracias Nancy por esa palabra!!

  4. Que hermosa palabra, aveces nos perdemos de lo que tenemos por añorar lo que no tenemos, Dios nos ayude a gozar nos en él en medio de cualquier circunstancia. Gracias Nancy

  5. Marysol Rodríguez Zuleta

    Gracias Señor porque siempre suples lo que necesitamos!!! Oh Señor, que podamos ver que siempre son muchas más las razones para estar agradecidos que las razones para quejarnos. Gracias Nan por esta reflexión.

  6. Nelly susana Narvaez Oviedo

    Amen, edificante palabra, gracias Dios por que tu suples todas nuestras necesidades, tu eres bueno y fiel, conoces que es lo mejor para tus hijos.

  7. De veras que habemos muchas Ana,no disfrutamos lo que El nos provee,buscamos
    Lo que El no ha querido darnos en su voluntad, y no apreciamos lo que El nos ha dado

  8. Ayudame Dios a disfrutar y vivir agradecida con todo lo que tú me das. Sabiendo que lo que quiero en tu tiempo y voluntad me lo darás.
    Gracias Dios por tu palabra que nos ayuda a recordar tu provisión.
    Bendiciones Sra. Nancy. Saludos y besos para Ángela.

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