Me vas a rayar el nombre

Tengo un niño de cinco años y no se imaginan las veces en el día que dice la palabra “mamá”. “Mamá, merienda”, “mamá, agua”, “mamá, juega conmigo”, “mamá ayúdame con la tarea”, ¡mamá, mamá, mamá! A veces de broma le digo: “hijo, ¡me vas a rayar el nombre!”. Pero pensándolo bien, ¿a quién más acudiría un niño de esa edad para satisfacer cualquier necesidad que no sean sus padres o cuidadores?

La Biblia narra una historia particular en el Evangelio de Lucas 18:35-43, dice esta porción de la Escritura que “Jesús iba acercándose a Jericó. Y un ciego que estaba sentado junto al camino pidiendo limosna, al oír el alboroto de la gente que pasaba, preguntó qué era aquello. Le contestaron: — Es que está pasando por aquí Jesús de Nazaret. Entonces el ciego se puso a gritar: — ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí! Los que iban delante le mandaban que callara, pero él gritaba cada vez más: — ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús, entonces, se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando ya lo tenía cerca, le preguntó:  — ¿Qué quieres que haga por ti? El ciego contestó: — Señor, que vuelva a ver. Jesús le dijo: — Recobra la vista. Tu fe te ha salvado” (BLP).

Es posible que en ocasiones hayamos experimentado algo similar a lo que vivió este ciego: oramos, pero pareciera que no nos oyen, o como si las circunstancias que atravesamos trataran de ahogar ese clamor que pretendemos hacer. Empezamos a clamar y a nuestros ojos todo tiende a empeorar en vez de mejorar. Esa misma situación sofoca nuestro clamor y perdemos la Fe en que Dios puede obrar.

Pero me llama la atención la persistencia de este ciego. A pesar de que le mandaban a callar, él gritaba mucho más fuerte. Su persistencia lo llevó delante de la presencia del Todopoderoso y lo más grande y maravilloso fue que no sólo recibió el milagro que esperaba, la vista, sino que también recibió la Salvación de su alma.

¿Por qué razón dejamos de persistir en el clamor? ¿De qué tamaño es el Dios que tenemos en nuestra mente, que nos lleva a razonar que no vale la pena seguir levantando la voz por aquello que para nosotros es imposible de lograr? El Señor nos promete en su Palabra que si le clamamos, Él nos responderá y nos enseñará cosas grandes y ocultas que no conocemos (Jr. 33:3).

En los versículos 1-8 de este mismo capítulo 18 de Lucas, Jesús les había contado la parábola de la viuda y el juez injusto, diciéndoles al final: “¿no hará Dios justicia a sus elegidos, que claman a él día y noche? ¿Creéis que los hará esperar?  Os digo que les hará justicia en seguida. Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿aún encontrará fe en este mundo?” (BLP). Ante la insistencia de mi hijo y su demanda de atención o de que satisfaga alguna necesidad, yo no tengo otra opción que atender a su llamado, y si eso hacemos nosotros como padres, de quienes dice la Biblia que somos malos, cuánto más no hará el Padre Bueno por nosotros sus hijos.

En medio de los tiempos tumultuosos que estamos viviendo como nación y como Iglesia, tengamos fe, no dejemos de clamar al nombre del único que puede hacer milagros, al nombre que es sobre todo nombre, el nombre de Jesús. Aunque las circunstancias parezcan estar en contra nuestra, como el ciego de Jericó, levantemos nuestra voz más fuerte porque el Señor no deja de escuchar nuestro clamor y oración.

Tatiana Porto Neira

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

15 comentarios en “Me vas a rayar el nombre”

  1. Carlos Osorio Berrio

    Bendito sea el Señor por su palabra. Ayúdame a vivir con esa convicción que debo seguir clamando porque tu siempre nos oyes.
    Gracias Tati.

  2. Quien mira a Dios con ojos humanos tiende a pensar que en estos momentos como va a hacer Dios con tanta peticiones, pero cuando lo vemos con los ojos espirituales nos da a conocer que es un Dios Todopoderoso, que nada le queda difícil y la confianza que podemos llamarle cuántas veces lo necesitemos que a la verdad son muchas veces

  3. Dios siempre tiene su oído inclinado para escuchar a sus hijos, lo que me da seguridad y confianza segura en Él.
    Gracias querida Tati.

  4. Nancy+Esther+Rodríguez+Zuleta

    Dios sabe lo que es mejor para nosotros y en qué momento nos lo da lo que le pedimos, por eso como buen padre, escucha y responde a tiempo. Gracias Taty, excelente reflexión.

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