Moviendo Montañas

Cierto día, Jesús y sus discípulos iban caminando y al ver una higuera que no tenía frutos el Maestro la maldijo para que nadie comiera de ella; esta higuera se secó. Dicho suceso maravilló a los discípulos, a lo que Jesús contestó: “Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.  Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas” (Mr. 11:22-25 RVR1960).

Como creyentes se nos ha dicho que si tuviéramos fe como un grano de mostaza (que es una semilla muy pequeña), podríamos hacer grandes milagros como mover una montaña. De niña pensaba que esto era literal, pero cuando empecé a crecer y aprender de la Palabra, entendí que se trata no de un lugar físico, como un monte, sino de las montañas espirituales con las que nos topamos a diario. Una enfermedad incurable, un hijo rebelde, un matrimonio quebrado, falta de empleo, pecados recurrentes, problemas, preocupaciones, entre muchas otras cosas, son los grandes obstáculos a los que nos enfrentamos y que definitivamente ponen a prueba nuestra fe.  Pero nuestro buen Jesús nos da unos ingredientes claves para que podamos vencer esas montañas.

Lo primero es tener fe en Dios, no en una persona o en uno mismo, es confiar en Dios. Los discípulos se maravillaron porque aún no creían en el poder que obraba en Jesús, ellos lo habían visto hacer muchos milagros y aun dudaban. El llamado que se nos hace es a tener fe en que Dios existe, nos oye y recompensa a los que le buscan (He. 11:6). Debemos creer que no estamos solos y que Dios es Todopoderoso y Su poder es infinito.

Lo segundo es reconocer la montaña, debemos detectar cuáles son los obstáculos espirituales que nos impiden avanzar o crecer. En ocasiones vemos la montaña y, en vez de atravesarla, preferimos montar carpa al pie de ella. La consecuencia es que nos estancamos. Preguntémonos, ¿cuál es la montaña que debemos atravesar?

Lo tercero es orar, no dudando sino creyendo; debemos llevar a Dios en oración nuestras dificultades y preocupaciones y pedirle Su ayuda, Su dirección. Esta oración debe ser con confianza, no una oración rutinaria, sin esperanza. Dios espera que nos presentemos ante Él, creyendo que no hay montaña con la que Él no pueda, que no hay barrera superior a Él. Dudar nos debilita, nos aleja, merma nuestras fuerzas espirituales.

La oración es un arma poderosa, nos permite accionar. No se trata de cruzarnos de brazos y sentarnos a ver cómo Dios quita el monte, o volvernos perezosos e inútiles,  sino de creer que con Dios de nuestro lado vamos a poder franquear esas dificultades, vamos a poder hacer frente y atravesar esas montañas, pues la oración es el medio que Dios usa para darnos de Su fuerzas.  Oremos Para que[el Señor nos] dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu”. (Ef. 3:16 RVR1960).

Mediante la oración con fe, Dios nos capacita para enfrentar la montaña que tenemos por delante y nos da la fuerza para moverla de nuestras vidas.

¡Cree, ora, y acciona!

Mayra Quiñones Herrera

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

16 comentarios en “Moviendo Montañas”

  1. Pr. Carlos Osorio Berrio

    Que buen inicio de Semana con esta palabra, Cree. Ora y acciona!, cuanta verdad. Dejemos de vivir vidas al margen del poder Divino enfocados en nosotros mismos. Empecemos a depender en entrega real y continua al Señor; solo así, experimentaremos la plenitud de Cristo. Oh Señor, ayúdame a mover las montañas de incredulidad y pereza en mi vida.

    Gracias Mayra por esa palabra

  2. Gracias por esta reflexion , nos das el don de la Fe y la oracion para que nos despojemos de nuestras cargas y esos obstaculos que no nos permiten crecer , Gracias Mayra.

  3. Nancy Esther Rodríguez Zuleta

    Jejeje me llamó la atención eso de que a veces montamos carpa al pie de la montaña y la hacemos parte del paisaje de nuestra vida, no pude evitar imaginarlo. Definitivamente las montañas son para atravesarlas y dejarlas atrás con la ayuda del Señor. Gracias Mayra, hermosa reflexión.

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