El diccionario de la RAE define la incredulidad como: “1. Repugnancia o dificultad en creer algo. 2. Falta de fe y de creencia religiosa”.1 Este último enunciado conduce a buscar una definición más cristiana: “La incredulidad no consiste simplemente en negar la existencia de Dios o en rechazar la divinidad de Jesucristo, sino en ignorar los signos y testigos de la palabra divina, al no obedecer. No creer, según la etimología de la palabra hebrea «creer», no es decir «Amén» a Dios; es rechazar la relación que Dios quiere establecer y mantener con el hombre. Esta negativa se expresa de manera diferente: los malvados cuestionan la existencia de Dios, el escéptico, su presencia activa a lo largo de la historia, los pusilánimes, su amor y su omnipotencia; el rebelde, la soberanía de su voluntad, etc. A diferencia de la idolatría, la incredulidad admite grados y puede coexistir con una cierta fe: la línea de demarcación entre la fe y la incredulidad pasa menos entre hombres diferentes que por el corazón de cada hombre”.2 Sorprende encontrar cómo la fe puede coexistir con la incredulidad

Cuando Jesús volvió a Nazaret, donde se había criado, sus vecinos y conocidos, que ya habían escuchado su fama por los milagros hechos en otras poblaciones, al verle predicar en la sinagoga, reaccionaron cuestionando humanamente a la persona que habían visto crecer entre ellos: “Preguntaban: «¿De dónde sacó toda esa sabiduría y el poder para realizar semejantes milagros?». Y se burlaban: «Es un simple carpintero, hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón. Y sus hermanas viven aquí mismo entre nosotros». Se sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él” (Mr. 6:2-3 NTV).
Con cada cuestionamiento fueron construyendo, ladrillo a ladrillo, un muro de incredulidad que les impidió llegar a conocer verdaderamente a Jesús como el Mesías que estaban esperando. Tristemente, lo mismo nos puede suceder a nosotros aun cuando llevemos muchos años “conociendo” a Jesús: nos parece que lo conocemos, pero hacemos tantos interrogantes en torno a su obra, que terminamos construyendo un muro de incredulidad que nos aísla totalmente de Él

La consecuencia para la gente de Nazaret fue que “…debido a la incredulidad de ellos, Jesús no pudo hacer ningún milagro allí, excepto poner sus manos sobre algunos enfermos y sanarlos. Y estaba asombrado de su incredulidad” (Mr. 6:5-6 NTV). Con cuánto dolor Jesús debió decir: “Un profeta recibe honra en todas partes menos en su propio pueblo y entre sus parientes y su propia familia” (Mr. 6:5 NTV).
Sería muy fácil criticar a los vecinos de Jesús, pero me pregunto ¿Cuántos milagros nos habremos perdido por causa de nuestros cuestionamientos? ¿Cuántos muros de incredulidad nos han impedido disfrutar la obra maravillosa de Jesús en nuestras vidas? ¿Volvería Jesus a decir entre nosotros que es un profeta sin honra? Oro al Señor y confío en su misericordia que no será así. Confiemos en el Señor y regocijémonos en sus maravillas.
Nancy Esther Rodríguez Zuleta
Equipo Devocionales ICCCTGhttps://dle.rae.es/incredulidad
Hey esta muy fuerte, a veces rechazamos lo que Dios dice y creemos que adoramos
Fuerte esta reflexion
Saludos a todos!!!
Así es David, cada vez que rechazamos su palabra, nos alejamos más de Él; el Señor nos ayude a ser conscientes de eso. Bendiciones
Por eso el mismo Jesús dice que cuando regrese hallará Fe en la tierra? Que Dios nos ayude a derribar esos muros cuando se quieran formar
Amén!! El Señor nos ayude a estar alerta, bendiciones Judy.
Que la Palabra de Dios quite de nosotros toda incredulidad, que el Señor te bendiga manita, gracias por compartir!!!
Amén!! El Señor nos deje ver por los rincones de nuestra vida para eliminarla totalmente. Un abrazo mani.
Sabia reflexión.
Dios nos ayude a derribar esos ladrillos de incredulidad que impiden que sus bendiciones lleguen a nuestras vidas.
Gracias querida Nancy.
Amén!! El Señor nos ayude para disfrutar sus bendiciones totalmente. Un abrazo Cruci.
Fertalece mi fé ¡Oh señor! . Quita de mi toda incredulidad para disfrutar a plenitud tus meravillas.
Buenísimo.
Gracias Nancy, bendiciones
Amén!! El Señor remueva la incredulidad dondequiera que esté. Bendiciones Yasmin.
Señor ayuda nuestra fe, ayúdanos a confiar y depender cada día más de ti. Gracias Nancy
Amén!! Necesitamos tu ayuda Señor, solos no podemos. Bendiciones Taty.
Yudanos Señor a quitar esos muros que se oponen a nuestro avance y la manifestación de tu gloria en nuestras vidas.
Gravias Nancy por esta palabra
Amén!! Si Señor, ayúdanos a echar por tierra los muros ladrillo a ladrillo. Bendiciones Carlitos,
Ayúdanos a creer Señor cada día en ti, en tu poder sobrenatural, quita la incredulidad. Gracias x este mensaje hermana Nancy. Dios te siga usando.
Amén!! Si Señor, aumenta nuestra fe y remueve la incredulidad. Bendiciones Yuleidis.
Señor ayudanos a recibir todo lo que venga de ti sin cuestionar.
Gracias Nancy por compartir.
Amén!! Si Señor, ayúdanos. Bendiciones Sonia.
La incredulidad nos aleja de Dios y de creer en su palabra.
Así es Jhon. La incredulidad nos aleja de la presencia del Señor. Bendiciones.