No había nada peor en Israel que ser viuda. Estas mujeres eran maltratadas, pasadas por alto y casi siempre golpeadas por la pobreza. Noemí era una mujer que, por diversas circunstancias, se había ido junto con su familia de Belén a vivir a los campos de Moab. Allí falleció su esposo Elimelec al igual que sus dos hijos Quelión y Mahlón, quedando ella sola y desamparada con sus nueras Rut y Orfa, lo que la obliga a regresar a Belén. Orfa volvió con su familia, pero Rut permaneció con Noemí (Rt. 1).
Ante esta situación Rut y Noemí tenían dos opciones: lamentarse o levantarse y empezar de nuevo. Rut podía haberse lamentado, pero no lo hizo. En lugar de depender de Noemí, tomó la iniciativa y fue a trabajar recogiendo espigas. No tuvo miedo de admitir su necesidad, ni de trabajar duro para satisfacerla (Rt. 2:3).

La tarea era humilde, agotadora y quizás considerada vil, pero Rut la llevó a cabo con fidelidad. En tiempos donde las relaciones amistosas con moabitas no eran aprobadas, la virtud, diligencia y bondad de Rut hacia su suegra hicieron que hallara gracia ante los ojos de Booz, hombre rico, dueño del campo donde trabajaba Rut, quien además era pariente del finado Elimelec (Rt. 2:8-10).
De acuerdo con las costumbres israelitas, el familiar más cercano al esposo podía ser el pariente redentor y casarse con la viuda, asumiendo voluntariamente la responsabilidad de su familia extendida. Si nadie decidía ayudarla, la viuda quizá viviría en la miseria el resto de su vida, porque en la sociedad israelita, la herencia se transfería al hijo o al pariente varón más cercano, no a la esposa, y Rut no tenía hijos.
Cuando Noemí supo que Rut había estado trabajando con Booz, vio en él una posibilidad de ser redimidas, por lo que envió a su nuera al campo donde él estaría, dándole algunas instrucciones de lo que debía hacer: “Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda. Después baja al campo de trillar, pero no dejes que Booz te vea hasta que termine de comer y de beber. Fíjate bien dónde se acuesta; después acércate a él, destapa sus pies y acuéstate allí. Entonces él te dirá lo que debes hacer” (Rt. 3: 3-4 NTV). El consejo de Noemí parece extraño, pero no sugería un acto de seducción. En realidad, la instruía para que actuara de acuerdo con la costumbre y ley israelitas. Una vez cumplidas las instrucciones de Noemí, Rut le pidió a Booz que “extienda su capa sobre ella” porque era pariente cercano, en señal de que aceptaba redimirla.

Booz, conquistado por la virtud y bondad de Rut, fue diligente en indagar si el pariente más cercano que él la redimiría; ante la negativa de este, Booz adquirió todo lo que fue de Elimelec, Quelión y Mahlón (Rt. 4:9). También tomó por mujer a Rut, la moabita, quien concibió de él un hijo al que llamaron Obed. Este fue padre de Isaí, padre de David rey de Israel (Rt. 4:17).
Esta es la historia de Rut la moabita, luego de refugiarse bajo las alas del Dios de Israel, recibió el privilegio de hacer parte del linaje de Jesucristo. El Señor restauró su vida de las ruinas cuando decidió hacer del Dios de Noemí su Dios. Esto mismo anhela hacer el Señor con su pueblo, restaurarnos. Ante la necesidad espiritual, afectiva, económica, o de salud, ¿qué actitud tomaremos?, ¿nos lamentaremos o nos levantaremos? Son tiempos de nuevos comienzos, de levantarnos y afirmar nuestra comunión con el Creador para que Él obre poderosamente en nuestras vidas, familia e Iglesia.
Tatiana Porto Neira
Equipo Devocionales Diarios ICCCTG
Nunca sabremos con exactitud los giros que toman nuestras historias, lo que si sabemos es que Dios siempre tiene un propósito y en medio de las situaciones adversas nos hace entender el camino que debemos tomar. Que el Señor sea nuestra guia para leventarnos una y otra vez, para tener nuevos comienzos. Gracias Taty por esta hermosa reflexión.
Amén. El Señor sea nuestra guía siempre
Cada día, el Señor nos sorprende agradablemente con sus planes maravillosos. Que bueno es que El nos guíe. Gracias Tati por tu reflexión. Dios te bendiga.
Con su guía vamos seguro. Bendiciones lili
Y nos levantaremos como las águilas con el poder de su amor
Amén! Linda canción
Aun en los momentos de angustia , el señor siempre tiene todo bajo control.. que nuestra actitud siempre sea de refugiarse y aceptar su voluntad en todo momento !
Totalmente
Dios nos levanta a la misma cuando tomamos la actitud de seguirlo , el cambia nuestro lamento por gozo y nos restaura.
Él es siempre Fiel!
Gracias Taty por tan edificante reflexión. Que el Padre Eterno nos ayude a quitar todo obstáculo que impida el fluir de su amor y renueve todo lo que no sea de su agrado.
Bendiciones
Amén querida Crucy, así sea
Toca levantarse y sacudirse el polvo del lamento, de la queja, de la ausencia, de la escaces y aferrarnos al Señor Jesús siempre,
Amén. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Gracias Tati. Bendiciones