Por la orillita

Mi padre ha cultivado café por muchos años, construyó en su casa un patio pavimentado para tener dónde secarlo.  El café maduro se recoge y pasa por un proceso de beneficio: se quita la cáscara (despulpado), luego se lava hasta que el mucílago (capa fina sobre el grano) desaparezca y queden sólo los granos limpios envueltos en su pergamino (capa dura color crema).  Entonces inicia el secado, que puede hacerse en secadoras de café o artesanalmente en patios de cemento por varios días.

En los patios de cemento, el café se extiende en grandes rectángulos, y los secadores van volteándolo con rastrillos de madera.  A medida que el grano pierde humedad su tamaño se reduce y por ende se desprende un poco del pergamino. En este punto, hay que tratarlo con delicadeza, no se debe caminar con calzados duros por encima del café, para que no se trillen (pelen) los granos. Al finalizar el secado, el café, que debe conservar su pergamino intacto, está listo para ser vendido.

Cuenta la historia que un día, habiendo café extendido, un par de sobrinas mías pretendían andar en sus bicicletas en el patio, ya sabían que no debían pasar por el café. Viéndolas el abuelo, volvió a advertir: “no me manejen bicicleta en el patio, que me trillan el café”.  Una de mis audaces sobrinas respondió: “no abuelo, estamos manejando por la orillita”.  Acto seguido, mi padre expresó sarcásticamente: “¡ah! es que es por la orillita… yo dije que no me manejaran bicicleta mientras hubiera café en el patio”.  Las dos muchachas fueron castigadas de inmediato y sus padres estuvieron muy de acuerdo.

Idéntico nos comportamos con Dios.  “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gn. 2:16-17 RVR1960).  Pero Eva, tras la conversación con la serpiente, lo consideró “bueno para comer”, “agradable a los ojos” y “codiciable para alcanzar la sabiduría”, y comieron ella y su marido Adán (Gn. 3:6 RVR1960). La creación fue maldita a causa del pecado y Adán y Eva expulsados de Edén, así comenzó la historia de la decadencia humana hasta hoy.

Dijo Jehová a Saúl a través de Samuel: “Yo castigaré lo que hizo Amalec a Israel […] Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene (1 Sm. 15:2-3 RVR1960).  Pero “Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir” (1 Sm. 15:9 RVR1960).  Saúl fue destituido y no hubo descendiente suyo que se sentara en el trono después de él; de su casa sólo sobrevivió Mefi-boset, el hombre lisiado de quien Jehová tuvo misericordia por mano del rey David.

Estos y cuántos ejemplos más podemos encontrar a lo largo de la Biblia y de nuestras propias vidas.  Quizá habrá pensado Eva: “es sólo un pedacito de este buen fruto”, tal vez Saúl caviló: “es sólo una persona, son unos cuantos buenos animales”; mis preciosas sobrinas dijeron: “daremos un buen paseo sólo por la orillita”.  Todos hemos protagonizado escenas como las descritas.  Cada caso, sin importar los actores, tiene en común el considerar nuestros propios pensamientos “buenos” y aún “mejores” que la instrucción recibida, de no ser así no habríamos desobedecido.

Evitemos acarrear nefastas consecuencias sobre nosotros y quienes nos rodean, oremos al Señor que abra nuestros ojos y reconsideremos nuestros caminos a la luz de la Palabra, no sea que estemos andando “por la orillita” de la senda que Dios nos ha mandado no transitar.

Marysol Cecilia Rodríguez Zuleta

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG.

13 comentarios en “Por la orillita”

  1. Las advertencias de Dios son siempre llamados , para salvaguardarnos de toda especie de mal , pero por nuestra necedad pagamos caro las consecuencias.

  2. Muy interesante ese proceso del café en casa, y andar por la orilla de ciertas situaciones en la vida es tan peligroso ya que hay posibilidad de perder el equilibrio y caer

  3. Nellys+Marina+Rodríguez+Zuleta

    Padre, ayúdanos a abandonar los pasos en la orilla y andar por el sendero que trazas tú. Gracias, Chol por esta palabra de sabiduría

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