Provisionalidad

Al inicio de la pandemia por Covid-19 todos tuvimos que hacer cambios en nuestras vidas, algunos provisionales, otros definitivos y otros más, en la medida que el tiempo fue avanzando, pasaron de temporales a permanentes porque las circunstancias nos obligaron a definir aspectos puntuales del diario vivir.

Rebeca colaboró con su hijo Jacob en el engaño a su padre Isaac para “robar” la bendición que correspondía a su hermano Esaú (Gn. 27:6-17 RVR1960). Sin embargo, el resultado así obtenido, vino a ser causa de angustia para su alma debido al peligroso conflicto entre sus dos hijos, que podía incluso terminar con la muerte de uno de ellos (Gn. 27:41 RVR1960).

“Y fueron dichas a Rebeca las palabras de Esaú su hijo mayor; y ella envió y llamó a Jacob su hijo menor, y le dijo: He aquí, Esaú tu hermano se consuela acerca de ti con la idea de matarte” (Gn. 27:42 RVR1960). Ante esa perspectiva, ella ideó un plan para librar a su familia de una tragedia. Le dijo a Jacob: “Ahora pues, hijo mío, obedece a mi voz; levántate y huye a casa de Labán mi hermano en Harán, y mora con él algunos días, hasta que el enojo de tu hermano se mitigue; hasta que se aplaque la ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que le has hecho; yo enviaré entonces, y te traeré de allá” (Gn. 27:43-45).

El plan parecía bueno porque solucionaba lo inmediato, pero tenía muchos elementos provisionales: algunos días… hasta que el enojo se mitigue… hasta que se aplaque la ira… hasta que olvide… Y cuando esa provisionalidad llegara a su fin, al cumplirse los términos previstos, “yo enviaré entonces, y te traeré de allá”.

Muchas veces, al igual que Rebeca, buscando solucionar luchas internas del alma o batallas con el pecado; o peor aún, con  algunas personas, recurrimos a poner “pañitos de agua tibia” con decisiones provisionales en vez de recurrir a la promesa del Señor en Santiago 1:5 “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.

Sin olvidar el pasado de Jacob ni los propósitos de Dios con la vida de sus hijos, la provisionalidad de Rebeca condujo a Jacob por un camino cuyo retorno le tomó veinte años. Durante ese tiempo Jacob estuvo preso en la trampa del engaño de Labán como se lo expresa en Génesis 31:41: “Así he estado veinte años en tu casa; catorce años te serví por tus dos hijas, y seis años por tu ganado, y has cambiado mi salario diez veces”. Dios mismo lo libró de manos de su suegro, lo defendió ante él y lo sacó con grandes riquezas de Harán, lugar de donde también salió huyendo, pero al hacerlo dio un rumbo definitivo a su vida (Gn. 31:42).

Nuestras decisiones provisionales implican con frecuencia que no hemos consultado la voluntad del Señor sobre un asunto; otras veces significan que hemos puesto en pausa la obediencia a lo que ya sabemos y entendemos que Dios espera de nosotros. Jesús mismo pasaba horas en oración para cumplir su misión en la tierra y agradar al Padre Celestial; sus decisiones no eran provisionales, Jesús caminaba en obediencia, por eso aún en sus momentos más duros pudo expresar: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc. 22:42).

Bien es cierto que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Ro.8:28 RVR1960); sin embargo haremos mejor consultando su voluntad para no caer en la trampa de lo provisional.

Nancy Esther Rodríguez Zuleta

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

12 comentarios en “Provisionalidad”

  1. Que la luz de Jesús me ilumine y su palabra me fortalezca a no caer en las trampas de la provisionalidad..
    Gracias querida Nancy por esta edificante reflexión.
    Bendiciones

  2. Dios mío enséñanos a tomar decisiones pensando siempre en la eternidad porque al fin y al cabo la vida de este lado es pasajera. Gracias Nancy

  3. Nellys Marina Rodríguez Zuleta

    Padre, que tenga siempre en mi mente y en mi corazón buscar tu solución definitiva, no mi provisionalidad. Gracias hermana por esta sabia palabra

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