Que no nos dé pena cantar

“Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán” (Sal. 34:1 NVI)

Muchas veces pensamos que todo lo que tenga que ver con música y canciones en la iglesia se relaciona solo con “los grupos o ministerios de alabanzas”. Sin embargo, la alabanza y la adoración son temas fundamentales para todo cristiano, todos estamos llamados a ser adoradores en espíritu y en verdad (Jn. 4:23-24).

Cantar es una de las formas más personales y prácticas en la que podemos expresar adoración al Señor.  Hebreos 13:15 dice: “Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre” (NVI).  La ley en el Antiguo testamento requería sacrificios de animales como expresión de devoción a Dios, fue un mandato dado por Dios. Sin embargo, el autor de hebreos nos da una imagen de este tipo de adoración, lo asemeja a un sacrificio particular para expresar nuestra devoción a Dios. Lo llama “un sacrificio de alabanza” a Dios, y dice que debe ser continuo, no algo que se ofrece solo ocasionalmente.

Además aclara su significado al afirmar que el sacrificio implica “el fruto de labios que confiesan El nombre del Señor”. Cuando cantamos, estamos expresando y presentando este “fruto” delante de la presencia del Señor. Quiero compartir tres razones fundamentales para cantar al Señor y hacerlo con entendimiento:

Cuando cantamos contemplamos al Señor y le adoramos. Si bien en oración podemos decirle a Dios cuánto nos asombra, cantar nos ayuda a expresar esas virtudes de Dios de forma diferente. Hay tantas canciones que exaltan lo que Dios es y lo que hace, que nos sirven de apoyo para que también nosotros podamos proclamarlo. “Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación. Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo!” (Sal. 13: 5-6 NVI).

Cantamos esperanza.  La razón del evangelio es dar buenas noticias en medio de un mundo caído. Al cantar conforme al evangelio, estaremos anunciando esperanza. Algunas de nuestras canciones incluso pueden ser un clamor al Señor por diversas situaciones adversas, pero siempre estará el ingrediente de la esperanza que tenemos en la salvación que viene de Cristo.  “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás” (Sal. 32:7 RVR1960).

Cantamos para declarar las verdades y las promesas de su Palabra.  ¿Nos hemos puesto a pensar realmente en las palabras de aquello que cantamos? En la mayoría de las ocasiones, nos sorprenderíamos al saber el significado de las canciones que resuenan en nuestra mente o incluso aquellas que cantamos con frecuencia. El Apóstol Pablo enseñó en 1 Corintios 14:14 que debemos “cantar con entendimiento”.  No hay nada más seguro que la Palabra de Dios. La Biblia dice que el cielo y la tierra pueden pasar, pero las palabras de Jesús no pasarán (Mt. 24:35). Al cantar canciones llenas la Palabra de Dios, declararemos las verdades acerca de Cristo y de su poder, entonaremos las promesas que Dios nos ha otorgado a través de su Palabra hasta el fin de los días.  “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia” (2 Ti. 3:16 NVI).

Que no nos dé pena cantar. Sea que estemos en un autobús, realizando los quehaceres del hogar, en una pausa en el trabajo o en la iglesia con los hermanos, cuando cantamos al Señor, Él se goza con nosotros. El Señor habita en medio de la alabanza de su pueblo (Sal. 22:3).

Manuel Martelo Verbel

Equipo Devocionales ICCCTG

6 comentarios en “Que no nos dé pena cantar”

  1. Cantar a Dios es una herramienta poderosa que derrumba fortalezas espirituales que hace desarmar toda afliccion del alma y de nuestros enemigos espirituales , Gracias a Cristo por ese gran amor y adorarlo.

  2. Gracias a Dios porque nos da las herramientas para glorificarlo y adorarlo. Siempre me gusta entender lo que estoy cantando para poder aprender la letra de la canción.
    Gracias Manuel. Bendiciones.

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