Hace algún tiempo nos reunimos con un grupo de amigos y uno de ellos puso un video sobre evangelismo. En el video planteaban el caso de un hombre que era próspero, tenía una vida sin afanes, gozaba de salud, una familia “perfecta”, era altruista y transmitía espiritualidad, incluso, se veía feliz y hablaba como demostrando que en su vida “todo estaba en orden”.

Nos preguntaban entonces: ¿Cómo predicas acerca de Jesús a alguien así? Mi amigo pausó el video y todo quedó en silencio. Nos miramos y nadie supo qué responder. Esto pasa comúnmente, por lo general pensamos que el evangelio es buena nueva sólo para aquellos que padecen, como si fuera la solución a problemas someros, cuando, en realidad, el evangelio es la grandiosa noticia de salvación para los pecadores, la medicina que nos libera del problema más grande de todos: el pecado, la muerte eterna, la eternidad sin Dios.
Numerosas personas quieren una relación con Dios sin dejar el pecado, por eso cada día vemos más popularizadas doctrinas como el budismo y prácticas como el yoga, que nos muestran una aparente conexión con un ser supremo al cual no le interesa que cambiemos ni que padezcamos. Lo que esas creencias ofrecen es una armonía con el universo, es decir, que nos sintamos bien con nosotros mismos, sin tener en cuenta la eternidad. Lastimosamente esa tendencia se ha filtrado en la Iglesia cristiana, el quebrantamiento se ha convertido en sinónimo de “falta de fe” y “falta de espiritualidad”. ¡Pero cuánta falacia hay en esas afirmaciones! El Señor mismo nos muestra que Él padeció hasta la muerte, y muerte de cruz (1 Pe. 3:18).
Muchos anhelan la prosperidad que tuvo Abraham (Gn. 13:2) pero se olvidan de sus aflicciones cuando su esposa no podía tener hijos (Gn. 11:30). Otros recuerdan el canto de victoria de Moisés (Ex. 15), olvidando que sus padres tuvieron que dejarlo a la deriva siendo un bebé, (Ex. 2:3). Algunos prefieren no hablar de Job y sus tribulaciones. Casi todos dejan de lado a la infértil Ana (1 Sm. 1:10), mientras la mayoría ama al David que derrotó a Goliat (1 Sam. 17), sin recordar que fue perseguido por su suegro y luego por su propio hijo (1 Sm. 18-23; 2 Sm. 15).Unos hacen memoria del Elías que Dios usó para hacer descender fuego del cielo (1 Re. 18:38), pero pasan por alto al Elías perseguido y temeroso (1 Re. 19:3). Incontables recuerdan a la Reina Ester (Est. 2:17), pero no a la huerfanita (Est. 2:7).

Unos tienen presente a Pablo, el rey de la predicación, mas no al hombre encarcelado y herido (He. 16:22-23). Sobre todo, más de los que quisiéramos contar, olvidan que el mayor de todos cuantos han padecido fue Cristo Jesús. Lo recuerdan como el gran León de Judá, sin acordarse de que también fue el cordero inmolado en la cruz. (Ap. 5:12)
Todos sufrieron, pero Dios se glorificó en sus vidas porque el padecimiento no es inversamente proporcional a la salvación. Por gracia de Dios somos salvos pero también con Cristo estamos juntamente crucificados (Gal. 2:20). Tenemos padecimientos (Jn. 16:33), mas los vivimos mirando a la cruz y con la certeza de que todo obra para nuestro bien conforme al propósito para el cual hemos sido llamados (Ro. 8:28), sabiendo que aún en medio de nuestras tribulaciones podemos cantar victoria porque Él nos hace firmes y fuertes (1 Pe. 5:6-10).
Si estamos siendo quebrantados, tengamos presente que “El quebrantamiento es el comienzo del avivamiento. Es doloroso y humillante, pero es el único camino” [1 Roy Hession, El camino del Calvario. pagina 21].
Lina Zea Navarro
Equipo Devocionales Diarios ICCCTG
Excelente palabra! mi amada hermana Lina, ciertisima y muy acorde al hoy.
Dios te bendiga y gracis por esta clara reflexión.!
Amén. Pastor Dios nos está enseñando, no quiere dejarnos igual…
Aprendizaje y vivencia en el.sufrimiento , Cristo dio ejemplo de su sufrimiento para glorificar al padre, Gracias Lina.
Amén…
Demos gracias a Dios por sus bendiciones y también por las pruebas, ellas nos enseñan a depender más de Él. Bendiciones Lina.
Amén
Gracias Señor porque nos guías, en toda situación nos llevas de la mano, gracias Dios!!! Gracias Lina por esta reconfortante palabra.
Amén Mary
Amén. El quebrantamiento nos acerca cada día más a Dios. Gloria a Dios por eso.
Bendiciones Lina.
Así es
Amén, que bendición este devocional. Siempre hay propósito en el quebrantamiento, a los que amamos al Señor todas las cosas nos ayudan a bien. Gracias Lina