¿Alguna vez te ha pasado que cuando bebes un vaso, sea de agua o de algún otro líquido refrescante, es cuando percibes que tenías mucha sed? Me ha ocurrido que, acabando de llegar el vaso a mis manos, consumo el contenido entero ¡en unos cuantos segundos! Y expreso: “¡ah!, tenía sed”. En ocasiones no nos damos cuenta de que tenemos sed hasta que vemos a alguien beber y “se nos antoja”; si estamos trabajando, entre tantos afanes no percibimos que tenemos sed. Nuestro cerebro prioriza las urgencias y, con frecuencia, las necesidades físicas como beber, comer o ir al baño quedan pospuestas hasta cuando ya es imposible continuar. Para ese punto, tal vez ya haya algo de molestia o incomodidad, incluso, algún perjuicio de salud.
El portal Mundodeportivo.com expresa que, en general, una persona puede durar alrededor de 40 días sin ingerir alimentos, pero sólo 3-5 días sin beber (1). Esto tiene sentido, toda vez que más del 50% del cuerpo humano está compuesto por agua.

La pedagogía del Señor no falla. Mucho antes de que la humanidad tuviera esta información, el Señor nos había dicho en su Palabra que Él es el “pan de vida” y el “agua viva” que quita la sed para siempre. “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Jn. 6:35). El Señor compara nuestras carencias espirituales, que usualmente ignoramos o no percibimos, con las físicas para que comprendamos que sin Él estaríamos muertos.
Sólo se puede sobrevivir sin alimentos y bebidas por unos cuantos días, sin embargo, resulta ser más apremiante para el ser humano el agua. De allí la pregunta, ¿tienes sed? Sólo quien percibe su sed puede ser saciado, hasta tanto no caigamos en cuenta de nuestra sed, seguiremos resecos y sufriendo en nuestros cuerpos la ausencia del líquido vital. Por eso el Señor afirma: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” (Jn. 7:37-38 RVR1960).

¿Qué hace falta para que vayamos a la fuente? Que reconozcamos nuestra necesidad de ser saciados y nutridos por el Señor. Aunque comamos y bebamos en este cuerpo, dice Jesús a la samaritana que “cualquiera que bebiere de esta agua [del pozo], volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna” (Jn. 4 :13-14 RVR1960).
¿Hasta cuándo veremos a otros sedientos sin decirles dónde se encuentra el agua viva? Sólo Jesús puede saciar la sed, si hemos sido rescatados por el Señor, compartamos a otros la fuente que satisface eternamente, quizá tenga el Señor misericordia de ellos y, al vernos beber, sus ojos espirituales sean abiertos para reconocer su urgente necesidad.
Marysol Cecilia Rodríguez Zuleta
Equipo Devocionales Diarios ICCCTG
Señor que pueda saciame de ti y conducir a otros a la fuente de agua viva.
Gracias Mary por compartir
Así sea querida Sonia, un abrazo.
Señor que siempre podamos ir a ti fuente de agua viva y guiar a otros a esa fuente. Gracias Mary
Amén querida Tati, bendiciones!
Jesús es el único que sacia la sed, porque muchas veces tenemos sed y nos brinda otra bebida que no es agua y continuamos con sed, por eso Jesús es el agua de vida.
Oh sí, Jesús agua de vida!!!
Absolutamente Cierto , Si no Bebemos de Cristo , Estamos muertos.
Gloria a Dios por la vida en Cristo!!!
Amenn Dios es el único q puede saciarnos
Así es mi querida Dayana, sólo el Señor!
Padre Celestial ayúdame a presentarte como la fuente de agua viva que se entrone para salvación en las vidas de aquellos que están secos y muertos.
Gracias Mary. Por compartir . Bendiciones
Amén querida Cruci, un abrazo.
Amén. Gracias Mary. Bendiciones
Solo en Cristo es saciada toda esa Sed y que nuestra motivación sea compartir esa fuente que lo llena todo.
Amén querida Bibi, bendiciones!
Señor dame abundantemente de tu agua para que nunca más vuelva a tener sed.
Gracias Mari. Deseo que el Señor siga bendiciendo tu vida.
Amén querida Lili, un abrazo para ti.
Amén y amén!
🙂
Gracias Señor, tu eres esa fuente de vida eterna que calma nuestra sed.
Ayúdanos de ser testimonio vivo de tu palabra y poder conducir a otras personas a esa fuente.
Gracias Mari. Bendiciones
Amén! Dios es la fuente de vida eterna!
Señor siempre tómame de tu mano y no tener sed en el camino que beba yo siempre de tu agua bendita execelente reflexión.
Amén!!! Sólo Él puede saciar nuestra sed.
Señor, que pueda conducir a otros a la fuente de agua viva de la cual yo también he necesitado beber. Gracias Sol.
Así sea, que la Palabra de Dios corra y sea glorificada. Un abrazo manita.