Un Panorama Difícil

Ver las noticias o leer el periódico por estos días no es un ejercicio muy gratificante. Constantemente observamos todas las tragedias que suceden ahora mismo en el mundo, así como la crisis humanitaria derivada de la pandemia y la cuarentena, y las peripecias de los mandatarios para intentar sofocar esta situación alarmante.

Una de las peores noticias para escuchar, por la intranquilidad que produce, es la falta de recursos para la atención de los potenciales contagiados del virus. Ventiladores mecánicos, equipos médicos en los hospitales, camas de cuidados intensivos, material de protección para los galenos, hasta el mismo recurso humano, todo, en medio de nuestro difícil sistema de salud, parece ser insuficiente para afrontar la crisis.

Igual situación se produce en lo que respecta a la lucha por la seguridad alimentaria de la población vulnerable: que si hacen falta alimentos y si están llegando a quienes los necesitan, que si las ayudas podrán permanecer en el tiempo, que si los campesinos podrán seguir surtiendo los mercados, que si habrán muertos por inanición… en fin, dada la escasez, el panorama delante nuestro parece ser muy difícil.

Creo que cuando pensamos en esto podemos comprender un poco más algunas enseñanzas de Jesús. En Mateo 9 el escritor narra una historia del Maestro muy pertinente. En el versículo 35 se relata que Jesús, en apogeo de su ministerio, recorría “todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo” (RVR1960).

Y señala el evangelio que, al ver las multitudes, el panorama que tenía enfrente, Jesús tuvo compasión de ellas “porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor” (Mt. 9:36 RVR1960).

Entonces dijo a los discípulos: “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.  Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies” (Mt. 9: 37-38 RVR1960).

Jesús vio un panorama desolador en su recorrido. Los motivos se replican similarmente en el mundo actual, miles de personas deambulan por la tierra sin un propósito alineado a los planes de salvación de Cristo. Así como nos parecen insuficientes los recursos actuales y los esfuerzos de los Estados y los sistemas de salud para afrontar la actual crisis, no parece que los actuales esfuerzos de la Iglesia sean suficientes para llegar a todo aquel que necesita el mensaje de Cristo. Ciertamente, la mies es mucha y los obreros son pocos.

Creo que la actual situación de la pandemia también es una invitación más de parte de Dios para ponernos el overol para el trabajo por su causa, para la expansión del evangelio en estos días de angustias, para entender que verdaderamente hay personas allá afuera que necesitan de la Palabra y que debemos dejarnos usar por Dios para llevarles las buenas nuevas de salvación. No es un trabajo fácil, tampoco lo fue para Cristo morir en la cruz, pero es nuestro deber.

Por último, traigo a colación un aparte del último libro de John Piper, Coronavirus y Cristo, en su capítulo 11 considera que uno los propósitos de Dios con la pandemia es a alcanzar a las naciones (2020) dice: “Dios ha usado el sufrimiento y la agitación en la historia para mover a Su iglesia hacia donde debe ir. Lo que sugiero es que Él lo hará de nuevo como parte del impacto a largo plazo del coronavirus” (pág. 95).

Roguemos, pues, al señor de la mies, que envíe obreros a su mies.  ¿Estamos dispuestos a ser obreros de Cristo? 

Daniel Fernando Bertel Rodríguez

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

3 comentarios en “Un Panorama Difícil”

  1. Me impactó el hecho de que Dios ciertamente ha usado está pandemia para conmover nuestros corazones… Eso era lo que necesitabamos que Cristo nos estremeciera.

    Gracias Daniel
    Bendiciones..

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