Una fe sencilla

Mi bisabuela Margarita González, a quien cariñosamente llamábamos Margo, era una indígena de la etnia Cariachil originaria de El Molino (La Guajira). Margo llegó a La Paz (Cesar) muy joven, allí conformó una familia y crió a sus hijos, entre ellos a mi abuelo Héctor. Recuerdo el patio de su casa lleno de árboles de los cuales había entregado, sin falta, la primera fruta como primicia para el Señor, este ejemplo de ella se ha constituido en parte de la herencia espiritual para sus generaciones.

Pero el legado más importante, la enseñanza más profunda que nos dejó fue su “Fe Sencilla”. Para ilustrar lo que quiero decir debo contarles su anécdota más memorable: Su familia tenía un pedacito de tierra en un lugar de la Serranía del Perijá llamado “La Boca” (hoy San José de Oriente), que ella visitaba con frecuencia porque de eso vivían. Para acceder a la propiedad debía cruzar dos ríos de mediano caudal pero un día, ya de regreso, estaba lloviendo en la montaña y sólo alcanzó a cruzar el primero de ellos quedando atrapada en el centro, esperando que bajara la corriente del segundo río. Esa noche durmió sobre una piedra alta y oró: “Señor, decíle a Héctor que estoy aquí”. Al día siguiente mi abuelo se desplazó hasta el lugar y desde la orilla del río le gritó: “¡¡¡Oh Margo!!!”, a lo cual ella respondió con serenidad y su forma pausada de hablar: “Yo sabía que ibas a venir porque anoche le pedí al Señor que te dijera que yo estaba aquí”. ¡Eso es una Fe Sencilla!

Abraham, el Padre de la Fe, demuestra la misma Fe Sencilla en Génesis 15:1-6, cuando mantiene un diálogo con el Señor acerca de su preocupación principal: Abram no tenía hijos. Entonces cuando el Señor le dice en visión “No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande”; Abram responde, simplemente, como si estuviera hablando con otra persona, “Señor Jehová, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?”.

Y aún se atreve a más, “Mira que no me has dado prole, y he aquí que será mi heredero un esclavo nacido en mi casa”. El Señor responde: “No te heredará éste, sino un hijo tuyo será el que te heredará”. Tomo atenta nota de la sencillez, pero también de la profundidad, de la relación que Abram (todavía no era Abraham), estaba desarrollando con Dios.

El Señor sacó entonces a Abram de su tienda “Y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia”. El versículo 6 de Génesis 15 dice: “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia”. En ese momento Abram  comprendió que las promesas de Dios y su Fe Sencilla trascenderían a sus generaciones y al mundo gentil. La Biblia dice en Gálatas 3:29 que en Cristo heredamos todas las promesas hechas al padre de la fe “si ustedes pertenecen a Cristo, son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa” (NVI). La fe de Abraham logró afectar no sólo su vida, sino también la de sus generaciones futuras hasta llegar a nosotros, que, aunque gentiles, somos sus hijos espirituales (Gl. 3:6-9).

Abraham desarrolló una Fe Sencilla que dejó como herencia espiritual a sus descendientes y que trascendió al mundo entero en Jesús; mi abuela Margo hizo lo propio con la suya. La pregunta es: ¿Qué estoy haciendo yo? ¿Qué clase de fe están viendo en mí? ¿Estoy dejando como herencia una Fe Sencilla en Jesús?

Nancy Esther Rodríguez Zuleta

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

18 comentarios en “Una fe sencilla”

  1. Cuan importante es la Fe, es eso sencillo q Dios quiere q tengamos que confiemos en el con Dios todo Se puede y estará en nuestros buenos y malos momentos . Muy bonita reflexión todo lo q Dios nos quiere enseñar

    1. Yudy torres Fortich

      Me gusto mucho el relato y la forma bien didáctica que el señor te ha regalado para enseñar la palabra de Dios y lograr guardarla en en nuestros corazones , gracias Nancy por tan linda y edificante enseñanza , Dios nos de esa fe sencilla cada día de la abuela Margo , y nuestra vida sea de agrado para El y de ejemple para los demás .

  2. Lilia Torres Ramírez

    Yo creo que todos, en algún momento, hemos experimentado la fe sencilla en el Señor, que hasta nos hace sonreír. Que buena reflexión Nancy. Dios te bendiga.

  3. Bálsamo refrescante el testimonio de la bisabuela Margo. El Dios Altísimo me ayude a mantenerme en esa fe sencilla en Cristo Jesús.
    Gracias querida Nancy, excelente reflexión. Bendiciones

  4. Amén. Que nuestra vida sea un reflejo de esa Fe que cree y espera en todo lo que nuestra Dios ha prometido.
    Gracias Sra. Nancy. Bendiciones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.