Veo,veo

Una de las variantes del juego “veo, veo” consiste en que un participante pronuncia estas palabras y su compañero debe preguntar “¿qué ves?”; “una cosa” responderá el primero; el otro indagará “¿de qué color?”; quien inició juego deberá decir el color principal del objeto y su amigo tratará de adivinar cuál es.

Jugando con mi hijo, eligió para que yo descubriera un objeto de color negro, probé con varios y no acerté, luego se me ocurrió decirle “¡tus pies!”, por tomarle del pelo.  Sorprendido, de inmediato reparó sus pies y respondió “no, ve, mis pies no están tan sucios”.  Buscaba también recordarle que debía usar sus chanclas al interior de la casa, con frecuencia, las plantas de sus pies se ponen “negras” por andar descalzo… él entendió que era broma y reímos los dos. 

Qué tal que Dios jugara con nosotros al “veo, veo”, ¿qué vería negro?, ¿el corazón?, ¿los pensamientos?, ¿los deseos? Hace mucho más tiempo se me ocurrió preguntarme, ¿qué pasaría si nuestros pensamientos salieran proyectados en una pantalla gigante por encima de nuestras cabezas?  ¡Sería terrible!, pensé, experimentaríamos enormes vergüenzas si todos pudieran ver lo que pasa por nuestra mente, quizás no tendríamos ni un amigo o estaríamos en pleitos constantes.  Al instante, una segunda pregunta se asomó… si nos avergüenza que otros vean lo que pensamos, ¿por qué no sentimos lo mismo con Dios que lo ve todo?

Expresó Job a Dios “Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti” (Job 42:2 RVR1960).  Con más frecuencia de la que quisiéramos reconocer, nuestro cerebro genera pensamientos que no agradan al Señor, algunos de ellos salen a la luz por nuestra boca, se reflejan en nuestros gestos, se evidencian en nuestras acciones pues “el hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca”.  Estoy convencida de que en realidad ¡todo nuestro cuerpo habla!, incluso, más fuerte que nuestros dichos resuenan nuestros actos.

Sólo el Padre Celestial conoce nuestros pensamientos y deseos más profundos, esos que no le contamos a nadie, aquellos que nos esmeramos por esconder muy bien, incluso los que están ocultos a nuestra corta vista; estamos desnudos ante él pues ni las tinieblas encubren de sus ojos (Sal. 139:12).  Gloria sea dada por siempre a nuestro Señor porque a pesar de conocernos hasta lo más íntimo, nos ama con amor eterno.  No hay forma en que pudiéramos pagar por su amor y perdón, sólo podemos corresponderle llevando vidas que le honren, “[mostrándonos] fieles en todo, para que en todo [adornemos] la doctrina de Dios nuestro Salvador” (Tit. 2:10).

Es únicamente de la mano del Espíritu Santo, quien nos habla a través de la Biblia, que podremos vivir “derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”.  Tendremos que rendir a los pies de Cristo aún ideas que hemos conservado por años, que de tanto tiempo se han vuelto “verdades” que compiten con LA VERDAD de las Escrituras.

El justo Job siguió diciendo al Señor: “yo hablaba lo que no entendía […] Oye, te ruego, y hablaré; te preguntaré, y tú me enseñarás.  De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven.  Por tanto me aborrezco, y me arrepiento” (vs. 3-6). 

Oh Señor, que haya verdadero arrepentimiento en nuestras vidas, que seas tú lo que nuestros ojos ven, y que sea grato delante de ti lo que vean tus ojos en nuestro interior.

Marysol Cecilia Rodríguez Zuleta

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

22 comentarios en “Veo,veo”

  1. Aemen.. gracias señora Marisol por hermosa reflexión debemos cuidar nuestros pensamientos y recordar que solo debemos vivir para agradar a nuestro señor Jesucristo.

  2. Nelly Susana Narváez Oviedo

    Señor crea en tu iglesia corazones rectos y limpios delante de ti, que podamos mirarte sin que nada nos estorbe.
    Bendiciones.

  3. Señor líbranos de los pecados que nos son ocultos, que podamos identificarlos a través de tu palabra, para poder agradarte con todo nuestro ser. Gracias Mary

  4. Nellys Marina Rodríguez Zuleta

    Señor, gracias por la sangre de Jesucristo, tu Hijo, que nos limpia de TODO pecado… Estaríamos perdidos sin su poder redentor! Gracias, manita, por esta palabra desafiante

  5. Amen así es …Dios nos conoce de pies y cabeza y no hay nada q ocultarle el siempre verá lo q hagamos por eso hay q saber hacer lo bueno y dar buen testimonio

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