Vitamina D

Con el afán de adelgazar, hace un tiempo atrás empecé a investigar dietas extremas, me topé con una en la que únicamente debía tomar licuados de frutas y verduras por una semana. Mi abdomen se desinfló y me sentía bien. Viendo estos resultados, imprudentemente me dije: “si esta dieta ha funcionado ¿por qué no seguir una semanita más?”. Así fue, seguí y seguí con mi dieta extrema, mi piel estaba radiante, realmente adelgacé. Luego empecé a notar cambios que no entendía y suspendí la dieta, pero las consecuencias de ella se quedaron conmigo; mi cabello se empezó a caer por montones, mi ánimo estaba decaído y mi energía era casi nula, hacía grandes esfuerzos para levantarme cada mañana, me dolía todo.

Pedí una cita con el médico y me mandaron exámenes, todo estaba bien excepto algo, tenía deficiencia de vitamina D. Analizándolo a profundidad, era lógico, había suprimido el consumo de carnes, huevos y lácteos; adicional a ese régimen alimenticio inadecuado, se sumaba mi vida laboral sedentaria, con poca exposición al sol.  Lo que consideré mi aliado se volvió mi peor enemigo.

Similarmente, en nuestra vida como cristianos, el alimento espiritual debe ser también el apropiado, si llegamos a tener deficiencia de DIOS, eso nos hará sentir, débiles, sedientos y lejos de Él por completo. Como lo dice el Salmo 42: “Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo… Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche” (vs. 2-3 RVR1960). Este Salmo es una reflexión de los hijos de Coré, quien había sido excluido del pueblo por su mal comportamiento y posteriormente había muerto por rebelarse contra Dios (Nm. 16, 26:9-10). Sin embargo, sus hijos no perecieron junto con él (Nm 26:11, 58); eran cantores en tiempo de David. Al parecer este salmo describe esa experiencia de estar lejos del tabernáculo, de la misma presencia de Dios, apartado del pueblo y sus festividades.

[1 Mattew Henry, comentario Bíblico, edit CLIE, España, p 582]

En los tiempos del antiguo testamento, para entrar a la presencia de Dios debían hacerse muchos rituales (Lv. 16), pero ahora, gracias a Cristo, podemos acercarnos confiadamente ante su presencia (He. 10). Entonces, ¿por qué a veces, aunque ya somos cristianos, sentimos esa sensación de lejanía de Dios? ¿Por qué sentimos que estamos como un ciervo en el desierto clamando por agua?  Hay varias razones, pero hoy tocaré un par.

No estamos comiendo correctamente la Palabra de Dios no adulterada, y tampoco la porción adecuada (1 Pe. 2:2). A veces creemos que leyendo el versículo del día que se comparte por redes sociales es suficiente dosis de alimento, pero cuidado, puede que caigamos en una falta de proteína espiritual, es allí donde vienen pensamientos y situaciones que nos alejan de Dios por no saber cómo debemos actuar, por ignorar la verdadera voluntad de Dios.

Autosuficiencia. Con frecuencia pensamos que podemos solos y que no necesitamos de un profesional que nos guíe en nuestra alimentación diaria, cayendo así en dietas que hacen daño. Lo mismo pasa en nuestra vida espiritual cuando no buscamos al Señor en oración (Mt. 26:41) y preferimos ir a otras fuentes; cuando tampoco nos apoyamos en hermanos piadosos que nos den una palabra sabia y acorde a las Escrituras para ayudarnos a restablecer esa comunión con Dios y esa alimentación apropiada (Gl. 6:2).

Es tiempo de concientizarnos de que nuestras vidas necesitan de Dios. Es esencial alimentarnos de su Palabra correctamente y permanecer conectados con Él en oración.

Señor, por favor ayúdanos a buscarte cada día sin excusas, para que nuestras almas y todo nuestro ser estén saciados en ti. Te lo pedimos en Cristo Jesús. Amén.

Lina Zea Navarro

Equipo Devocionales Diarios ICCCTG

10 comentarios en “Vitamina D”

  1. Marysol Rodríguez Zuleta

    Oh Señor!!! Tu Palabra es el alimento que nuestra alma necesita, nuestro espíritu languidece sin tu presencia, Padre Dios. Gracias por hacerte cercano, por venir a rescatarnos de la muerte. Gracias Lina por esta reflexión.

    1. Gracias Mary por el apoyo y la motivación para seguir escribiendo ☺️…así es El Señor que el Señor obre en nuestros corazones e metal forms que nos haga entender que le necesitamos.

  2. Que delicia es, a mi paladar tu palabra, que es mi vitamina que fortalece cada día mi espíritu.
    Gracias Lina por reconfortante meditación.
    El espíritu Santo te siga inspirando.
    Bendiciones

  3. Amén. Necesitamos a Dios siempre está es nuestra mayor vitamina y el buscarle por medio de su palabra.
    Gracias Lina. Bendiciones

  4. Carlos Osorio Berrio

    No cabe duda, sin onnosnalimentamos correctamente de la palabra, pronto decaeranuesyro semblante y nos debilita debilitaremos y enfermaremos de pecado.
    Ayudame Señor a buscar siempre tu alimento fiel.

    Gracias Lina por esta bendita palabra!

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